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Mireyita Ojeda: Me muero por la radio

Mireyita Ojeda:  Me muero por la radio

El sitio digital de Radio Rebelde publicaba la noticia el 25 de febrero de 2009. La corresponsal de la emisora en el territorio, como siempre, cumplió su trabajo cabalmente. Sin embargo, "olvidó" mencionar, por razones obvias, un detalle importante: en ella recayó el Premio provincial de Periodismo Antonio Hurtado del Valle por la obra de toda la vida. Sus más de 40 años de trabajo en el sector, desde los más distintos medios de prensa, avalan este reconocimiento.

Su casa, ordenada, limpia y tranquila, mira al mar desde la altura de un segundo piso. La iluminación en el portal es generosa, y el fotógrafo que me acompaña aprovecha la circunstancia para buscar los mejores ángulos. Las fotografías que Mireya atesora pudieran contar la historia de su vida.

"Cuando me inicié en la profesión, a Cuba le hacían falta periodistas. Pero no empecé como una profesional, sino como corresponsal voluntaria. A los 14 años de edad yo trabajaba en las oficinas del Central Espartaco, perteneciente al antiguo municipio de San Fernando de Camarones; uno de los bateyes más lindos de la Isla. Ahora queda muy poco de eso. Allí ayudaba con los papeles, hacía de secretaria, de todo un poco.

"Yo tenía un tío, Pedro Bermúdez, que era fotógrafo de Vanguardia, el periódico de la provincia de Las Villas. Los periodistas venían a Cienfuegos con frecuencia, a tirar fotos y buscar informaciones, y siempre pasaban por mi casa en la ida y en la vuelta. Los recibíamos, les hacíamos café. No sé si por ahí empecé a acercarme a la prensa, y así, un día me nació colaborar."

¿Recuerda lo primero que escribió?

"Sí, claro, una información sobre Jesús Suárez Gayol y un chequeo de emulación en el Central Espartaco. Esa fue mi iniciación como corresponsal voluntaria. Luego, desde Villa Clara venían y nos daban seminarios y talleres sobre cómo hacer periodismo".

Su voz en Rebelde ha devenido símbolo de la provincia, pero Mireya no es una mujer de radio. Anduvo un largo camino para encontrar su vocación ante el micrófono.

"También fui profesora. Aunque ya había terminado la Campaña de Alfabetización, se hizo un llamado para impartir clases a adultos en las comunidades, y una amiga mía y yo empezamos a trabajar por las noches. Después ingresé en las filas de los Maestros Populares y estuve en muchas escuelas de distintos municipios. En Lajas me dieron el carné de la Juventud. Durante estos años me mantuve de corresponsal de Vanguardia; lo mismo hablaba del deporte que de la recreación, de todo lo que sucedía a mi alrededor. Un buen día la Juventud regional me llamó para un curso de Periodismo organizado por Juventud Rebelde y decidí matricularlo.

"En 1970, ingresé en la plantilla de ese diario y luego pasé a reportar para ese órgano el quehacer de las diferentes regiones de Las Villas. Fue una etapa muy linda, entonces Arnaldo Milián fungía como primer secretario del Partido en la provincia y era un gran amigo de la prensa.

El desarrollo industrial de Cienfuegos recibió un impulso considerable en esos años, y Fidel venía hasta dos y tres veces al mes. Yo cubría los actos y eventos, las visitas de los presidentes de la antigua URSS... Escaseaban los periodistas y las facilidades para la prensa eran tremendas, éramos privilegiados -ríe a carcajadas, como quien recuerda alguna maldad; continúa cuando recupera el aire- teníamos las mejores relaciones en todos los sentidos y no había dificultades para entrevistar a nadie.

"No se me olvida la primera vez que conversé con Fidel, en la Terminal Marítima. Él estaba de recorrido y fue llegar, conversar, y ya, con mucha sencillez. En una ocasión le preguntó a un dirigente que dónde estaba la periodista que se reía mucho -una vez más la risa aflora, cortando por breves segundos el diálogo. Era muy usual estar allí esperándolo y preguntarle ¿qué le pareció el recorrido?, ¿qué usted cree de Cienfuegos? Cosas así. Son recuerdos muy lindos que le quedan a una.

"Era una época de esplendor para Cienfuegos. Yo llegué a pensar que el territorio se convertiría en una segunda capital para el país. La Central Electronuclear, y la Refinería de Petróleo, constituyeron obras monumentales. Eso me motivó a permanecer aquí.

"Cuando se fundó el periódico CINCO de Septiembre, en 1980, comencé a escribir para esa publicación. Más tarde, el Partido pidió nuestra ayuda porque se necesitaba una mayor presencia de la provincia en los medios nacionales. Recuerdo que en la Redacción nos dividimos 'tú mandas para allí, yo para aquí', pero al final yo colaboraba con todo el mundo: Radio Habana Cuba, Rebelde, Reloj y Progreso. Hubo un momento en que la Jefa de Corresponsales de Rebelde me dijo: 'Mija, no está bien que tú te oigas en todos lados, la voz debe ser exclusiva de un medio, ¿te quedas con nosotros?' Y me quedé con Radio Rebelde, porque es más movida, se habla más rápido, además, todo es en vivo: sucede la noticia en este momento, llamo y ya está al aire. Empecé en la prensa escrita y nunca se me ocurrió trabajar en otro medio, sin embargo, hoy me muero por la radio -confiesa entre sonrisas, como una niña pequeña que sabe será perdonada por su "pecadillo".

"Ahí tenemos nuestro estudio de Radio Rebelde, con un buen trabajo a pesar de que Cienfuegos no es muy grande en extensión. La cabina tiene la categoría de Vanguardia y nosotros tenemos la máxima evaluación que se otorga a los periodistas, no por el tiempo, sino por el trabajo. El trabajo es mi vida, siempre lo ha sido. No concibo otra cosa que no sea el periodismo dondequiera que esté."

¿Por qué?

"Porque siempre tengo deseos de decir cosas para que otros lo sepan."

De todas las coberturas que has hecho, ¿cuáles recuerdas con más cariño?

"Una, con Raúl en el Jardín Botánico, él quiso tomarse una foto con nosotros. Y también con él, después de una Tribuna Abierta en Abreus, yo le pregunté qué pensaba de los cienfuegueros y respondió: 'aunque se pongan bravos los santiagueros, Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí', como decía el Benny. Eso me dio hasta un trabajo que después presenté en un Festival de la Radio".

¿Ha dicho todo lo que ha querido?

"Siempre. No existe nada que sea verdad y uno no pueda transmitirlo al pueblo".

¿En qué piensa cuando hace un trabajo?

"Me pongo en el lugar del oyente, para saber si a mí me interesaría el asunto. Hay algunos temas que yo no trato, no porque sean tabúes, sino porque no me motivan."

Entre todos los géneros periodísticos, ¿cuál prefiere?

"En la radio, y en Rebelde, lo más rápido es la información, pero cuando uno la comenta y le pone sentimiento, le llega más a la gente. Lo mismo sucede con los géneros de opinión, sobre todo cuando se tratan tópicos que al pueblo también le duelen."

¿Qué le queda por hacer?

"Todo. Siento que estoy siempre en el principio."

¿De qué está orgullosa?

"De haber trabajado y seguir trabajando."


(Fuente: Taylí R. Sánchez Zuñiga
Fotos: Dorado/ 5 de Septiembre)

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