Blogia
Tele y Radio

Lizt Alfonso en el programa de Amaury: “Yo soy como el timonel de un barco”

Lizt Alfonso en el programa de Amaury: “Yo soy como el timonel de un barco”

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí, en 5ta. Avenida y calle 32, en el barrio de Miramar, en los maravillosos Estudios Abdala.

Hoy, ya en los programas finales, en el último mes de programas de esta primera temporada, nos acompaña una bella mujer, una joven y bella mujer, una de las más importantes coreógrafas de los últimos 30 años en Cuba. Una gran bailarina, y directora de una Compañía de Ballet, ella me va a explicar ahora como, en realidad se llama, pero yo debo decir su nombre, que es Lizt Alfonso. Gracias Lizt.

Lizt. Ay, gracias a ti, mi corazón.

Amaury. Gracias por aceptar venir, y por formar parte de este grupo de este último mes de Con 2 que se quieran, este último mes de esta primera temporada. Se está usando mucho eso de temporadas (risas). ¿Cómo se llama tu Compañía? ¿Ballet Lizt Alfonso, o Compañía Lizt Alfonso Dance Cuba?

Lizt. Bueno, el Ballet se llama, Ballet Lizt Alfonso.

Amaury. Ballet Lizt Alfonso.

Lizt. Ahora, en el exterior, por un problema comercial, totalmente de comercialización, se llama Lizt Alfonso Dance Cuba. También hubo un momento en que se utilizó el Lizt Alfonso Danza Cuba, pero finalmente, es decir, todos, entre los empresarios y nosotros, decidimos que fuera Dance Cuba.

Amaury. Pero aquí tendríamos que hablar del Ballet Lizt Alfonso.

Lizt. Ballet Lizt Alfonso, por supuesto.

Amaury. Ya. Bueno, cuando yo pienso en ti, cuando te veo, cuando hemos compartido alguna vez, en escenarios, yo, no bailando, no soy tan atrevido, yo ahí cantando, y ha estado tu Compañía. Siempre te miro y veo a una persona de mucho rigor, de mucho esfuerzo. O sea, tú te esfuerzas, eres muy rigurosa, y en un documental, por cierto, maravillosamente bien hecho, que les hicieron unos canadienses y que las personas de tu Compañía tuvieron la gentileza de hacerme llegar, que vi, y disfruté. Ahí dices que tú eres muy dura, y que eres muy dura en el rigor con que llevas la Compañía. ¿Tú crees que el éxito de tu Compañía tiene que ver con esa manera como tú la manejas?

Lizt. Yo pienso que el éxito está en que el que persevera triunfa, con mucho de empeño, con mucho de no aceptar el NO por respuesta, con mucho de esa dedicación, de ese rigor, de ese profesionalismo es que se puede llegar a conquistar un sueño. Porque al final, tener el Ballet Lizt Alfonso, era el sueño en mi vida, un sueño que se logró. Y yo pienso que todo parte de ahí. Si tú no te esfuerzas para tocar bien la guitarra, si tú no tienes rigor en tu vida, no la puedes tocar. Si tú no te esfuerzas para tocar el piano, para hacer una brillante composición, no lo puedes hacer, por supuesto, en todo eso juega también un papel fundamental el talento, con el que yo creo que se nace. Por el camino se va cultivando, pero tienes que nacer con él. El que no tiene talento, no lo tiene, y pienso también que las personas, todas, tienen un talento específico para algo, lo que, a veces, lo pueden desarrollar, y otras veces no.

Amaury. A mí me encanta ese criterio.

Lizt. Pero indiscutiblemente, lo que vayas a hacer, hazlo bien. ¿Por qué? porque cada uno necesita del otro para poder vivir. En este caso, en la Compañía, lo ves por todas partes, es decir, necesitas del vestuarista, del coreógrafo, del bailarín, del músico, del compositor, del que está en la oficina, necesitas de todo el mundo. Necesitas crear alrededor tuyo una familia que tenga un objetivo igual, que es este: el de llegar a un peldaño de la escalera, equis. Y digamos que yo soy como el timonel de un barco o el capitán. Si están corriendo para acá: ¡ojo!, otra vez vamos al centro. Si están corriendo para allá: ¡ojo!, otra vez vamos al centro. ¿Qué es lo que queremos? Llegar allí, ¡aja!, pero vamos a buscar cuál es el mejor camino.

Amaury. ¿Cuántos integrantes tienen?

Liz. 75, aproximadamente, entre todos, es decir, personal de oficina…

Amaury. …De oficina, músicos.

Lizt. Administración, exacto. Los más somos los artistas, la mayoría somos los artistas.

Amaury. ¡Ah!, ya. Ahora mi pregunta es juguetona: ¿Cómo te las arreglas para repartir a partes iguales disciplina y bondad? Hay compañías donde solamente se reparte bondad, y son un desastre. Hay donde solamente se reparte disciplina y es una amargura. ¿Cómo tú te la arreglas, cómo lo diseñas?

Lizt. Sintiendo…, sintiendo, no. Yo vivo en mi casa, esa es mi casa, ¿entiendes?, la otra casa, increíblemente, la de la familia, es extensión también de eso. Es decir, todos somos lo mismo. De hecho a mí me da mucha gracia que últimamente hay toda una generación, porque bueno, sí, ya la Compañía va a cumplir 20 años, digamos que es la segunda generación dentro de la Compañía, que me empiezan a decir Mamá Lizt. Y a mí, yo me muero de la risa, pero lo disfruto como no tienes idea.

Amaury. ¡Pero eres muy jovencita!.

Lizt. No, hombre no, ya yo tengo 43 años, pueden ser mis hijas perfectamente.

Amaury. ¡Tú eres joven, puedes ser hasta hija mía!.

Lizt. Pero es eso, es decir, es como, eso, tú papá y tu mamá, que te van diciendo en un momento determinado; ojo, que esto no está bien y después te dan un beso. Porque por encima de todo el amor se impone y tú y yo sabemos lo que es el amor, del amor que estoy hablando.

Amaury. Claro.

Lizt. Es decir, tú no decides nada, no eres tú quien lo está decidiendo. Decididamente hay algo por encima de todos nosotros que está tomando esas decisiones, tú solamente te tienes que quedar muy tranquilito, y tienes que estar muy enfocado para poder recibir esa información y a su vez darla a conocer. Punto.

Amaury. Trasladarla…

Lizt. …Y siempre habrá quien la reciba con beneplácito, y siempre habrá quien no. A veces tienes que dar un cocotazo, estoy hablando en sentido figurado, por supuesto. Otras veces tienes que decir una mala palabra, porque una mala palabra en su momento adecuado es muy necesaria.

Amaury. O dar un taconazo…(risas)

Lizt. …Exacto, lo que sea, ¿entiendes?…

Amaury. …Fuera de compás…

Lizt. Sí. En un momento ponerte muy fuerte, ponerte muy fuerte en determinado momento. Y en otros momentos, simplemente no te alcanzan los brazos del alma para poderlos abrazar a todos. Y estoy hablando de todos, desde el que limpia, hasta el primer bailarín, para poderlos abrazar a todos, y agradecerles, no el regalo que me están haciendo a mí, el regalo que le están haciendo a todos, a ellos mismos, para su vida, y a todas las personas que van a disfrutar de lo que nosotros hacemos, o a todas las personas que llevan a sus niños a nuestra escuela, donde esos niños están recibiendo una educación, digo yo, que es tan importante, porque también reciben esa disciplina, ese rigor, esa enseñanza artística en la que está la danza, pero está la música, está la estética, y reciben sobre todo esa cuota inagotable de amor infinito.

Amaury. Bueno, tú en un momento determinado, mientras me explicabas esto, me hablabas de una fuerza superior que guía, que traslada. ¿Puedo inferir que tú estás adscripta a alguna religión en específico?

Lizt. Yo creo en Dios, yo creo que existe, que es esa fuerza infinita que nos carga sobre sus hombros en los momentos difíciles en que necesitamos un apoyo, en que necesitamos una guía, en que necesitamos un sostén para poder seguir adelante. Creo que sobre todo de él emana el amor.

Amaury. El Dios compasivo, no el Dios castigador de algunos.

Lizt. No, eso no existe, para mí eso no existe. Indiscutiblemente hay cosas que todavía a mi edad no las entiendo, tendríamos que llamar aquí al Padre Carlos Manuel para que nos contara y para que nos guiara, como lo ha hecho en tantos momentos o, qué sé yo, a otras personas sabias, eruditas llenas también de esa bondad y de ese amor, para que nos cuenten cosas como por qué tiene que existir el cáncer, o por qué un amigo tiene que morir joven, cosas que yo no entiendo, yo no sé si tú las entenderás. Yo no las puedo entender. Pero digamos que en un momento determinado acepto lo que sucede con resignación. Pero si en mis manos está recibir la información para cambiarlo que no te quepa duda que se hace.

Amaury. Bueno, de todas maneras la semana que viene, el martes que viene, ve el programa porque va a estar el Padre Monseñor Carlos Manuel de Céspedes.

Lizt. ¡Mentira!

Amaury. ¡Aquí con nosotros!. Ahí encontrarás muchísimas respuestas.

Lizt. ¡Ah!, yo lo quiero, lo quiero mucho.

Amaury. En cuánto a mí, como creo en la vida eterna, tengo otra manera de acercarme a eso, pero la entrevista esa me la haces tú a mí un día.

Lizt. Está bien. Okay, un día conversamos sobre el tema.

Amaury. Cuando tú me hablabas de tú casa, también, de tú casa, la Compañía, tu casa, yo quiero decirles a los televidentes que es absolutamente cierto porque cuando yo empecé a buscarte para invitarte al programa, hablé con tu mamá, que por cierto, es un encanto y aprovecho para decirlo. Conversamos muchísimo por teléfono y me dijo: tienes que llamarla allá, llama allá con la gente que trabaja allá, ¿cómo se llaman tus secretarias?

Lizt. Nancy y Lissy.

Amaury. Con Nancy y Lissy, ¿no?

Lizt. Sí (risas)

Amaury. Me dijo habla con ellas, porque ella viene aquí ya por la noche muy cansada, tienes que llamar aquí como a las diez de la noche. Yo quisiera que tú me hablaras de tu familia, de tus padres, si tienes hermanos, no lo sé.

Lizt. No, soy única hija. Mi familia se compone de mi papá y mi mamá. Mi papá ya no vive en Cuba hace algunos años, pero sigue siendo mi querido papá.

Amaury. ¡Claro sigue siendo tu papá!.

Lizt. Un hombre maravilloso. Mi tío, un amigo muy cercano a mi papá y al que yo adoro también y al que le debo mucho, mi tío Carlos, al que le debo mucho de mi vida. Mi tía Teri, que vive en Estados Unidos, desde antes de que yo naciera, desde que estaba en la barriguita de mi mamá, pero, tú sabes, siempre hemos estado tan unidas, pese a los vaivenes de la política que han sido horribles, y siguen siendo horribles y estresantes entre los dos países, siempre ha sido una parte muy importante de mi vida.

Amaury. ¿Es hermana de tú mamá?

Lizt. Hermana de mi mamá. Y mis abuelos, que se dedicaron por completo a mí. Ya no están conmigo, pero digo que siempre me acompañan donde quiera que yo voy, los dos, mi abuela y mi abuelo. Pero especialmente mi abuela, que era profesora de Literatura y Español, y fue la persona que, digamos, que me acercó al mundo, por supuesto, al mundo maravilloso de los libros, de la lectura. Y que se dedicaron todos en cuerpo y alma a que la niña pudiera lograr su sueño de ser bailarina, de estudiar ballet.

Amaury. ¿Tú sigues viviendo con tu mamá?

Lizt. Sí, sí, si, siempre voy a vivir con mi mamá.

Amaury. Siempre, ¡qué lindo eso!

Lizt. Siempre mi mamá va a estar conmigo.

Amaury. ¡Siempre va a estar contigo!. Yo quiero hablar de la niña que quería estudiar ballet clásico, y logró matricular en L y 19. ¿Cuándo es que tú te das cuenta, frente a un espejo, sonó una música en la radio, cómo fue que tú dijiste: si esto yo lo muevo así,  y hago así y así, ocurre esto, esta sensación de bienestar, de placer que yo siento, cuándo tú lo descubriste, con qué edad?

Lizt. Dice mi mamá que desde que era muy pequeñita. Que ella me cargaba para mecerme, ¿no?, para dormir, y que por ejemplo, si yo sentía una música en la televisión o en la radio, pam, pam, me bajaba, ella me tenía que poner en el piso, y yo bailaba y cuando se acababa, me volvía a subir y me incorporaba; si era a dormir a dormir y si era a leer, a leer o a lo que estuviera haciendo.

Amaury. Pero era un movimiento como espontáneo, un movimiento espontáneo del cuerpo, o tú tenías ya tus pasos, de forma muy particular.

Lizt. Sí, era lo que saliera, me imagino yo. Ya después con el tiempo, sí, desde muy pequeñita hacía coreografías. De hecho yo a los 7 años tuve un premio, un premio en Pioneritos. Tú sabes que cuando íbamos a los concursos de Pioneros  y todas esas cosas, y yo ponía a todos los niños de mi aula a bailar y era normal ¿entiendes? Yo era la bailarina del grupo y la coreógrafa, desde chiquitica.

A los cuatro años me llevaron a ver el primer ballet, que fue Coppelia y lo hizo Loipa Araújo.

Amaury. ¡Ah!, la tuvimos invitada aquí en el programa también, precioso programa, bello programa el de Loipa.

Lizt. Lo recuerdo, un programa precioso, un programa bello, lo recuerdo, lo vi, lo disfruté. Y ya desde ese momento yo también dije ¿tú sabes?, fue como una decisión, es esto o nada.

Amaury. Esto o nada.

Lizt. ¡Esto o nada!.

Amaury. Lizt, pero tú eres muy terminante. Primero me dijiste: no acepto un NO por respuesta. Y después me dijiste: esto o nada.

Lizt. ¡Esto o nada!.

Amaury. Esto va dando un poco, para las periodistas que están aquí, que trabajan con nosotros, que vayan apuntando el título de esta entrevista: O esto o nada (risas).

Lizt. Claro, fíjate, si me explican el NO y me convencen, ¡ojo!, sí. Es decir, pero tengo que convencerme de lo que me están diciendo.

Amaury. Sí, pero el NO siempre es muy difícil de explicar. (risas)

Lizt. ¡A veces más que los SÍ!.

Amaury. A ver, tú llegas a L y 19, porque tú querías ser bailarina clásica…

Lizt. …A mí me suspenden cuando voy a entrar en la prueba de L y 19. Me suspenden en la primera prueba porque yo no tenía condiciones físicas para ser bailarina.

Amaury. ¿Por qué no tenías condiciones físicas?

Lizt. Y mi mamá me lleva a ver a Laura Alonso, que es la primera persona que me ve así y me dice: no tienes empeine, no tienes extensiones. Después le dijo: tienes condiciones de  hombre, tiene buen salto y tiene intención de giro, o algo así. Y yo la miraba, y la miraba; y lloraba y lloraba. ¿Pero tú quieres ser bailarina? Sí. Fíjate, yo voy a empezar, si tú quieres, te voy a llevar a un lugar para que tú aprendas, para que tú cojas esas condiciones físicas, pero cuando todo el mundo ponga el pie así, tú lo tienes que poner así. Y cuando todo el mundo se ponga el pie aquí, tú lo tienes que poner allá, te lo tienes que pegar a la cabeza. Eso va a significar mucho esfuerzo, muchas lágrimas. No te creas que lo que estás llorando ahora. Yo se lo agradezco toda la vida, la forma en que me habló, porque esa fue, esa es la clave de mi vida. Nada se logra fácil.

Amaury. Todo cuesta trabajo.

Lizt. Todo cuesta trabajo, pero además, mientras más trabajo te cuesta, más lo disfrutas. Y esa es la clave, yo pienso, esa es la clave de mi vida y me lo enseñó Laura Alonso, y se lo agradezco hasta el día de hoy, y se lo agradeceré toda la vida.

Incluso, posteriormente, es decir, yo logro entrar a L y 19 después y cuando suspendo el pase de nivel de quinto año, igual, me dicen que me van a mandar a estudiar coreografía a la Unión Soviética, pero mi plaza nunca llegó, o mejor dicho, se la dieron a otra persona. Ahí vino un cambio en mi vida, otro cambio de los tantos que ha habido, siempre con el mismo objetivo, llegar a lo mismo.

Amaury. Sí, sí, llegar aquí. (Amaury hace un gesto con la mano como si marcara la altura)

Lizt. Sí, sí, yo quería ser coreógrafa, primero bailarina y coreógrafa y después coreógrafa, y tener una agrupación.

Y entonces ahí, bueno, estudié en el preuniversitario, en el Saúl Delgado, maravilloso. De pronto el espectro se me abrió como no tienes ni idea. Ver a Danza Contemporánea, ver al Folclórico, ver todas las Compañías de baile que pasaban por Cuba, que, afortunadamente, Alicia (Alonso) las traía a los Festivales de Ballet, como mismo las sigue trayendo.

Amaury. El Teatro Musical de La Habana.

Lizt. Todo eso, Héctor Quintero, Nelson Dorr. Ir a todas las exposiciones que se pudiera. Todos los conciertos, el espectro se me abrió enormemente.

Amaury. ¿Pero seguías estudiando ballet clásico?

Lizt. Pero seguía estudiando ballet en el Centro Pro Danza con Laura.

Amaury. E Isabel Bustos, Marianela Boan, Caridad Martínez.

Lizt. Ay, el Postmodernismo de la Danza en Cuba

Amaury. Esos grupos alternativos, ¿no?.

Lizt. Sí.

Amaury. ¿Qué recuerdos tú tienes de ellos?

Lizt. Muchos, se volvió a abrir el espectro. Había otro mundo posible dentro de la coreografía. Que en un momento determinado hicieron una explosión, sobre todo en Cuba. Para demostrar eso: que había otra coreografía, otra forma de decir, otra forma de hacer, posible. Y esa fue mi tesis, precisamente, cuando me gradué de Teatrología en el Instituto Superior de Arte.

Amaury. ¿En qué momento tú no le aceptas, -porque esta parte yo me enteré hace poco- tú no le aceptas a Olga Bustamente participar en su grupo? Ella te invita a que tú seas de su grupo, y tú decides: no, yo no voy  meterme en eso, yo me voy al ISA.

Lizt. Sí, que era el Conjunto de Danzas Españolas en el Gran Teatro de La Habana. Yo estaba ya en el quinto año de la carrera de Teatrología en el ISA y, realmente, para poder terminar el ISA. No podía estar en la Compañía de Olga aunque ella quisiera. Es otra persona a la que quiero mucho y le agradezco mucho.

Amaury. ¿Pero no te seducía la idea?

Lizt. Claro que me seducía y estuve allí, y tomé todas sus clases. Y aprendí muchísimo con ella. De hecho casi todo lo que sé de Danza Española, todo lo que aprendí en esa etapa inicial, se lo debo a Olga Bustamante, a Andrea Méndez y a las personas que nos acompañaban en la Sociedad Concepción Arenal y el Conjunto de Danzas Españolas del Gran Teatro de La Habana, pero en ese momento, ¿sabes? la base que me estaba entregando a mí El Instituto Superior de Arte, era tan fabulosa, tan necesaria para todo lo que ha venido después, que te vuelvo a decir: que el hombre propone y Dios dispone. Ese no era el camino, era este. En aquel momento a mucha gente le costó trabajo entenderlo, pero hoy por hoy, ya sabemos por qué.

Amaury. Claro, ¿y cuándo te empieza a picar el bichito, -es una frase super cursi-, de las danzas españolas?.

Lizt. Fue cuando terminé el quinto año de ballet, precisamente.

Amaury. ¿Qué viste, qué pasó?

Lizt. Dino Carrera, el crítico Dino Carrera que era muy amigo de mi familia desde desde que yo era pequeñita, me dice: no, pero tú no puedes dejar esto aquí, tú tienes que seguir, porque eso es lo que a ti te gusta. Él quería que yo fuera crítica, él no quería que yo fuera coreógrafa.

Amaury. Bueno, tú habías hecho un trabajo periodístico, mientras estabas en el ISA, para Radio Reloj, para la Revista Albur.

Lizt. Exacto. Pero eso fue otra cosa que me enseñó Laura, que es que hay que hacer todo, y es la única forma de aprender. Tú no puedes llegar a ser director de algo si no empiezas desde abajo, porque después nadie te puede hacer un cuento, ¿entiendes?, es decir, que son los pasos de la vida que te llevan adonde te tienen que llevar, y punto. Una vez más, perseverando y trabajando muy duro.

Amaury. Sí, pero tienes que haber visto, a ver, todo el mundo aquí sabe que existen las danzas españolas, y el flamenco, y todo eso, pero tú tienes que haber visto algo que te deslumbró, un momento que tú dijiste: ¡esto!.

Lizt. Cuando fui a ver a Olga Bustamente con Dino Carreras.

Amaury. ¡Ahí, exactamente!.

Lizt. Dije, mira qué interesante todo esto. Pero con los años, fíjate, que fue otro elemento de base, porque la Compañía lo que hace no es danza española.

Amaury. ¡No, no, no, hace fusión!.

Lizt. Hace fusión, entonces ese es uno de los elementos básicos de nuestra raíz, las danzas españolas, que lamentablemente en esos momentos estaba en un segundo, tercero o cuarto plano. Y, una vez más, por suerte, ha renacido, digamos, o se ha revitalizado para llegar a lo que tenemos hoy.

Amaury. Bueno, fíjate qué curioso, Lizt, porque, cuando yo era niño, yo fui niño. (risas)

Lizt. Todos hemos sido niños, y en alguna forma lo seguimos siendo. (risas)

Amaury. No, a veces la gente dice, ¡Amaury tiene una cantidad de años!. No, yo fui niño algún día, y yo me acuerdo que en mi barrio, en Fontanar, en donde yo nací, adonde yo todavía pertenezco de alguna manera, recuerdo que allí había muchachas, compañeritas de escuela, que bailaban en El Sevillanito, que daban clases de baile español y eso era considerado hasta casi una pedantería de las mamás, llevar a las niñas a bailar español, ¿tú nunca tuviste miedo a esa imagen peyorativa que se tenía aquí de los que bailan español? Danza Contemporánea, Ballet, Folclor sí, ¿pero, baile español?

Lizt. En alguna medida hay personas que todavía siguen pensando así.

Amaury. ¿Sí?

Lizt. Es problema de ellos, no es nuestro.

Amaury. Pero tú reconoces que es una opinión que puede tener alguna gente.

Lizt. Sí, pero es problema de esas personas porque realmente el trabajo que se está haciendo, está bien hecho. Yo no sé si te puede gustar o no, pero lo que todo el mundo tiene que reconocer es que está bien hecho. Y tantas miradas a favor, no deben estar equivocadas.

Amaury. Ni que coman hierba tantas vacas, ¿no?, no pueden estar equivocadas como dicen por ahí (risas).

Lizt. No pueden estar equivocadas. (risas)

Amaury. Pero cuando llegas ahí, tienes que aprender castañuelas y taconeo.

Lizt. Todo, claro, por supuesto. No, y escuela bolera con zapatillas, todo. Lo que pasa que teniendo la base del ballet, vamos, es fácil, fácil.

Amaury. ¡Rapidísimo!.

Lizt. Claro, otra buena base para poder seguir adelante. La base del ballet, que es prácticamente la base de casi todo.

Amaury. ¿Qué pasó con El Conjunto Danzas Ibéricas, que tú no pudiste quedarte con ese nombre?

Lizt. Ah, bueno, cuando yo fui a trabajar a Pro Danza, cuando terminé en el Instituto Superior de Arte la carrera de teatrología, en ese momento Laura (Alonso) me dice: Lizt, quiero que vayas a dirigir los talleres vocacionales del Gran Teatro de La Habana, que eran: Danza Española, Actuación y Ballet.

Yo le dije: sí, maestra, yo no le decía no a nada que fuera trabajo, no importa, el día entero, eso era lo que yo quería. Y entonces allí me doy cuenta que habían muchachas,  muchas muchachas que tenían talento, y que simplemente no pasaba nada con ellas, y cuando ya tenían una determinada edad, tenían que abandonar el baile, y entonces yo le pido a Laura, le digo: Yo quiero hacer una agrupación. Todavía existía el Conjunto de Danzas Españolas también. Dígole: Laura, yo quiero hacer una agrupación. Y Laura me dice: Bueno, Lizt, no te puedo apoyar desde el punto de vista material, pero desde el punto de vista espiritual, sí. Si tú crees que están creadas las condiciones para hacerla, hazla.

Y así es como hacemos Danzas Ibéricas y esa es la génesis de lo que es hoy el Ballet Lizt Alfonso. Incluso yo cuento los 20 años de la Compañía a partir del nacimiento de Danzas Ibéricas, porque somos los mismos, es la misma cabeza, son las mismas gentes. Y cuando en un momento determinado yo decido declararnos como una compañía independiente, imagínate tú, independiente en Cuba.

Amaury. ¿En qué año?

Lizt. En el año 92.

Amaury. ¡Período especial!.

Lizt. Sí, pleno período especial. Bueno, en pleno no, empezaba el período especial.

Amaury. Fue el año en que se empezó a poner bien duro.

Lizt. Crudo y duro, y fue, imagínate, una vorágine aquello, y fue la debacle porque gran parte del grupo se fue al Conjunto de Danza Española del Gran Teatro de La Habana. Otra parte se quedó conmigo. El grupo musical completo se fue, pero nosotros nos mantuvimos trabajando. Y mira, ahí está, porque supuestamente no íbamos a ningún lugar. Y por eso no pudimos conservar el nombre de Danzas Ibéricas, porque Laura lo tenía, por supuesto, como un nombre de la propiedad del Centro Pro Danza.

Amaury. Ah, un nombre registrado, claro.

Lizt. Exactamente. Lamentablemente. Si hubiera sido yo, hubiera dicho: váyanse con el nombre. Y al final después tratamos de ponerle.

Amaury. ¿Si Laura hubieras sido tú?

Lizt. Sí, les hubiera dicho: váyanse con el nombre, sigan su camino, eso no tiene nada que ver. Los caminos son muchos y todos conducen a Roma. Y bueno, a partir de ese momento, primero le pusimos Ballet Español de La Habana. Después ya surgió como tal del Conjunto de Danzas Españolas, el Ballet Español de La Habana, como se conoce hoy. Y por último, una de las bailarinas me dijo: mire, maestra, yo pienso que lo mejor es ponerle su nombre, porque es el único que nadie le va a poder poner. Y yo le dije: ah, no es mala idea, vamos a ponerle Ballet Lizt Alfonso.

Amaury. ¿Y registraste el nombre?

Lizt. Sí, y siempre usamos el nombre de Ballet como un nombre genérico, y por eso, fíjate que en el exterior se llama Danza Cuba, porque ya eso tenía que ver con la génesis de lo que venía fomentándose en esa base, que en un principio fue cultivar las danzas del folclor español tal cual, es decir, reproducirlas y después, convertirnos en la fusión que hacemos hoy. Si nosotros tenemos una Escuela Cubana de Ballet, tan fabulosa comprobada en el mundo entero, no tengo que hablar de sus resultados, porque lo estamos viviendo y viendo cada día de nuestra vida. Si nosotros tenemos un teatro, con unos directores de teatro, y unos actores de teatro como los que tenemos. Si nosotros tenemos una historia, una cultura, una tradición de música y de danza popular tan fuerte, para qué vamos a repetir si podemos hacer algo auténtico, algo nuevo y nuestro. Y eso es lo que ha pasado al final. Que dondequiera que nos paramos, incluido en España, dicen: ¡son tan nuestras, pero son tan cubanas!. Y eso es lo que es.

Amaury. Claro, eso es lo que se llama fusión.

Lizt.  Eso es lo que nosotros llamamos fusión.

Amaury. ¡Fusionar una cosa con otra!.

Lizt. No solamente fusionar las músicas y las danzas del folclor…

Amaury. …No, y los movimientos, a veces el taconeo va por un lado y el torso está haciendo una cosa totalmente cubana.

Lizt. No, y las manos otra.

Amaury. Las manos otras.

Lizt. Y la cabeza se está moviendo de otra, y las caderas se están moviendo de otra. Ese es el orgullo de la nacionalidad, que nos hace diferente.

Amaury. Ahora, ¿por qué no hay hombres en la Compañía?

Lizt. Mira, el que no hubiera hombres es una decisión tomada desde el principio, cuando hicimos la agrupación. A mí me parecía que era muy difícil hacer un espectáculo de dos horas, solamente con mujeres, y que mantuvieras al espectador en el filo del asiento todo el tiempo, diciendo: ¿cuál va a ser el próximo paso?, ¿qué va a ser lo próximo que van a hacer para seguirme teniendo así, como me tienen, capturado?, ¿entiendes? Esa fue la idea desde el principio, que si me preguntas ahora, te diría que me encantaría, y la lo he dicho en otras ocasiones, tener una compañía de hombres. Me encantaría que más madres, como algunas ya lo han hecho, se pararan en el frente de la escuela y me dijeran: aquí tiene a mi hijo, quiero que lo encamine.

Amaury. ¿Ah, sí, o sea, hay una posibilidad?

Lizt. Sí, como no, es que ya nosotros tenemos niños en la escuela, los tenemos.

Amaury. ¿Ya los tienen?.

Lizt. Sí, sí, los tenemos. Lo que pasa que todavía tenemos ese tabú como pueblo, de que ser bailarín es ser homosexual, y es un gran error.

Amaury. ¿Tú crees que todavía sigue ese tabú?

Lizt. Sí, cómo no, cómo no.

Amaury. ¿Todavía es grande?

Lizt. Hay dos tabúes muy grandes: uno es ese, y el otro es el de la raza.

Amaury. Ah, bueno, ahí iba también.

Lizt. El otro es el de la raza, es decir, cada vez que a mí me dicen: ¿por qué no tiene más negros en la Compañía?, o ¿por qué no tienes más mestizos en la Compañía? Yo me insulto, me insulto.

Amaury. ¡Qué bueno que no te lo pregunté!

Lizt. Porque aquí, el que no tiene de congo, tiene de mandinga,  y el que no tiene de carabalí. Me perdonan, pero todos, en algún momento del árbol genealógico, o casi todos, hemos tenido una influencia de un lado y del otro y hasta del otro. Porque vamos con los chinos, vamos con los árabes, en fin, que tenemos muchas influencias. Y es algo que realmente me molesta mucho, porque para mí todos somos seres humanos, punto. No me importa el color, no importa si somos verdes, amarillos o rojos. No importa si creemos en algo, o si no creemos, lo importante es lo que somos y lo que demostramos cuando estamos en un escenario, eso es todo.

Amaury. Lizt, tú eres coreógrafa, pero eras coreógrafa y bailarina a la misma vez. Y aquí han estado, como tú has visto, otros bailarines, y la pregunta del retiro, es una pregunta que a mí me parece muy complicada, porque, claro, hay una autodefensa del bailarín que dice: no, yo en la coreografía encontré una expansión, y no importa, y hay que dejar de bailar un día. Pero tú eres muy joven todavía, entonces cuando tú te paras en un tabloncillo, todavía eso funciona perfectamente.

Lizt. Bueno, no hay que exagerar.

Amaury. Yo creo, yo estoy seguro que funciona perfectamente.

Lizt. Mira, en mi caso fue una cosa muy diferente, en qué sentido: Nosotros fuimos una Compañía independiente durante 9 años, eso fue un período muy difícil de la agrupación. Y en alguna medida todavía lo seguimos siendo.

Amaury. Y trabajaron gratis y todo eso.

Lizt. ¡Y lo seguimos haciendo!.

Amaury. No, pero no tenían salario ninguno.

Lizt. Sí, durante años. Y además, no me preguntes de dónde sacamos los zapatos, de dónde sacamos la ropa, porque todo sale de nuestro mismo trabajo. Ojo con eso, no viene nadie y nos lo regala, ni nadie nos lo da. Nosotros lo tenemos que trabajar.

Pero hubo un momento en que yo tenía que ocuparme tanto, tanto, de otras cosas, desde conseguir las telas, el bombillo, período especial, estamos hablando, etc., etc., había que ocuparse de tantas cosas, de las presentaciones de la Compañía en Cuba, de las presentaciones de la Compañía en el exterior. Eso por un lado, es decir, era demasiada carga de trabajo, para después pararte sobre un escenario. Demasiada responsabilidad antes de llegar al escenario. Entonces  tú empiezas a dejar de entrenar, a dejar de ensayar, es decir, pasas, te vas quedando tú como en un segundo plano por lo demás. Y por otra parte, mucha gente decía: yo vengo a ver a Lizt Alfonso bailar. Y yo no quería, yo quería que fueran a ver a la Compañía y las coreografías que yo montaba para la Compañía, no quería que me fueran a ver a mí. Y por una cuestión estratégica, cuando regresamos de la gira de España en 1998, con Sinceramente  FG dedicado al centenario del natalicio de Federico García Lorca, yo dije: es mi última función.

De hecho yo no me considero, desde hace mucho, cuando alguien me va a presentar, yo no dejo nunca que me digan; bailarina. Coreógrafa.

Amaury. Bueno, creo que empecé mal este programa porque creo que dije bailarina. (risas)

Lizt. ¡Bueno! (risas)

Amaury. Bueno, pero con cariño tú me lo permites. (risas)

Lizt. ¡Seguro!. (risas)

Amaury. En el año 2002, 2003, a mí, hubo un hecho que, un dato curioso, yo estaba trabajando en New York, y me encontré en la calle, con un grupo de tus bailarinas. Digo, hago el cuento, porque fue en ese momento que me enteré que ustedes estaban haciendo una temporada en Broadway, en un teatro importante. Porque mucha gente dice: yo actué en Broadway, pero la calle Broadway es muy larga, empieza en Washington Heights y termina por Wall Street.

Lizt. Hay muchos teatros.

Amaury. Pero al pedacito donde están los teatros importantes, es muy complicado llegar. Cuéntame de esa experiencia porque esa es la meca.

Lizt. El teatro era el New Victory Theater, en Nueva York, en ese momento, lo que estaban poniendo en el teatro de enfrente era El Rey León. Nosotros hicimos, si mal no recuerdo, 25 ó 27 funciones, no sé, porque yo nunca guardo mucho los datos en mi memoria, para eso están los demás, yo hago coreografías.

Amaury. ¡Eso es tremendo, eso es tremendo, Lizt!.

Lizt. ¿Y como llegamos allí?: Nosotros en el año 2001, ¿2001, Lizt?, sí, hicimos una función en el Parque Central de Nueva York, y las personas que tienen que ver con el circuito de Broadway fueron a ver a la Compañía, y decidieron unos días después, contratarnos en el año 2003. Y fue cuando hicimos la temporada de esas veinte y tantas funciones.

Amaury. ¿Cuando yo me encontré con las bailarinas?

Lizt. Cuando te encontraste con las muchachas, porque tú también estabas actuando allá.

Amaury. Yo estaba también haciendo temporada, lo que pasa es que yo estaba en la parte alta de Broadway. (risas)

Lizt. Y además de lo más simpático, porque entonces nosotros queríamos ir a ver tu función, pero era a la misma hora que la de nosotros, eso siempre pasa.

Amaury. Ahora tú tienes una sede, una sede, que por cierto es preciosa. La entrada, ese cuadro que está ahí en la entrada es una cosa insólita. ¿Cómo llegan ustedes, ya, a recibir de alguna manera un poco de apoyo, después de tantas desventuras, después de tanta indigencia administrativa?

Lizt. Fue, si mal no recuerdo en el año 2001, que Abel Prieto hace una comunicación conmigo y me dice, que bueno, que si queríamos pertenecer ya al Consejo Nacional de las Artes. Le digo: Cómo no, por supuesto, eso lo dije una vez en un conversatorio en los Estados Unidos. Dije: todos los gobiernos del mundo deberían apoyar más a sus artistas, para que los artistas puedan hacer todo lo que quieren hacer. Pero yo digo que los resultados de la Compañía eran muy fuertes. Se veía que era un caballo de batalla por el que valía la pena luchar, creo yo. Después de tantos años lo sigo creyendo, ahora aún más. Y entonces él nos lo propuso y ya te digo, a partir de ese momento empezamos a pertenecer al Consejo. Pero no ha sido de la forma en que otras personas piensan. Es decir, nadie ha venido nunca a imponernos nada, al contrario, nos dejaron seguir siendo como mismo éramos. Yo pienso que en eso también está la clave de este éxito.

Y en un momento determinado, nosotros andábamos, primero estábamos en la Sociedad Concepción Arenal, que era donde ensayábamos, eran ángeles de la guarda para nosotros. Después estuvimos en un salón en el Gran Teatro de La Habana que fue el que nos brindó el Consejo de acuerdo con el Gran Teatro de La Habana.

Y en un momento determinado, por las causalidades de la vida, no casualidades, sino causalidades, nosotros hacemos una función en la cual Fidel está presente. Y entonces en esa función, él se interesó. ¿Quiénes son, cómo lo hacen,por qué lo hacen? Y a partir de ese momento, tuvimos más de un encuentro, y él siempre me preguntaba: Lizt, dime qué necesitas. Y yo le dije: un salón, un salón de ensayo.

Y después me decía: pero dime, y yo: un salón de ensayo. Y él le decía a Juan Carlos: ella es monotemática, porque nada más que me da una respuesta. Y entonces.

Amaury. ¡Un salón de ensayo, un salón de ensayo!.

Lizt. Un salón de ensayo, un salón de ensayo y él (Fidel) un día, muy inteligentemente, como siempre, muy sabiamente, me dijo: Pero piensa en que si tú cuando empezaste tenías 60 alumnos, ahora tienes 600, y han pasado nada más, no sé, 15 años, piensa que tú tiendes a crecer. Entonces ¿tú crees que con un salón sea suficiente? Yo le dije: Bueno, yo le pido un salón, porque pienso que es lo que está más al alcance de la mano, si pudieran ser más, imagínese cómo se multiplicaría el trabajo, y eso fue lo que se hizo.

Antes, había hablado con Eusebio Leal, otro de los ángeles de la guarda. Luego me enseñaron varios lugares, pero desde que yo llegué al lugar donde estamos, dije: Es aquí. Y entonces ya yo me lo imaginaba y ellos me decían: ¿Pero cómo tú lo ves?, porque nosotros no lo vemos, ¿entiendes?, toda la gente de la Oficina del Historiador. Y yo les decía: No, no, está aquí. Y ahí está, ahí está.

Amaury. Ahí está el corazón de tu trabajo. El resultado está en todas partes del mundo.

Lizt. Y está. Cuando dieron el edificio, era el edificio, ahora es un alma que flota en el medio de La Habana Vieja como tantos otros lugares que hay en La Habana Vieja, que son así. Es un alma que flota.

Amaury. Hago un alto en la conversación sobre sobre danza, y te pregunto ¿tú estás casada?

Lizt. Nunca me he casado. (risas)

Amaury. ¿Por decisión propia o por causalidades de la vida?.

Lizt. Es que no pienso que el contrato determine nada. Yo tengo mi compañero desde hace veinte y tantos años, es la misma persona, la persona que es la otra mitad, que ha logrado que todo este proyecto se lleve a cabo.

Amaury. ¿Y él tampoco quiere firmar ningún papel?

Lizt. Mira, en varias ocasiones hemos dicho: vamos a casarnos, para los muchachos, para que se diviertan en la fiesta, los muchachos son los muchachos de la Compañía. Y después, seguimos y seguimos porque es tanto, Amaury, es tanto lo que se hace.

Amaury. Pero, a ver, no me digas que no te casas por el trabajo. Tienes que tener un criterio fuerte sobre eso. ¡No me quiero casar porque no creo en el matrimonio!.

Lizt. No, es decir, tengo mi pareja estable y, creo en el matrimonio, de hecho, porque tengo mi pareja estable. Pero no tengo que ir a firmar ningún papel, no lo necesito.

Amaury. Es una decisión, ni por la iglesia, ¡ni ante Dios ni ante la ley!.

Lizt. Ante Dios ya estamos casados.

Amaury. Es cierto, es cierto.

Lizt. Somos, ¿entiendes? ¿Tú crees que Dios necesita un papel? no lo creo.

Amaury. No, no lo creo, yo tampoco. ¿Él trabaja contigo?

Lizt. Sí.

Amaury. O sea, él es tu representante.

Lizt. Él dejó su carrera para trabajar conmigo.

Amaury. ¿Qué él estudiaba?

Lizt. Él es ingeniero en SAD, Sistemas Automatizados de Dirección.

Amaury. Es ingeniero. ¿Y se graduó?

Lizt. Sí, se graduó en la CUJAE. Y unos años después de empezar la Compañía, ¿no?, de empezar yo mi trabajo, cuando él vio que era demasiado para mí sola, que no podía con todo sola, y que también nos íbamos a distanciar en momentos determinados, porque este trabajo de nosotros, es muy absorbente. Es 24 x 24, la vida eterna. Y él decidió ser la otra parte de este trabajo.

Amaury. ¿No tienes hijos?

Lizt. No, no tenemos hijos y a su vez tenemos muchos, porque, ni te digo. Entre los sobrinos, es decir, los hijos del hermano de Juan Carlos, más todos los muchachos que yo tengo alrededor, que, ya te digo: Mamá Lizt.

Amaury. Sí, Mamá Lizt. Ahora, y es una manera, quizás muy particular de terminar una entrevista. Tú tienes tú Compañía. Tu Compañía de Ballet Lizt Alfonso, Dance Cuba, o Danza Cuba, como se llame, el Ballet Lizt Alfonso, es lo que es, lo que me importa. Pero tienes además un Ballet Infantil, un Ballet Juvenil, un Concurso. Fíjate cuántas cosas tú has logrado.

Lizt. Un grupo musical, porque la música de todos los espectáculos se hace ahí mismo.

Amaury. Un grupo musical, donde tú muchas veces haces las letras.

Lizt. Sí, yo les indico lo que quiero y ellos siguen el camino.

Amaury. No, pero ellos han dicho, y lo han dicho en público que  muchas letras son tuyas.

Lizt. Sí, sí.

Amaury. Yo puedo presuponer que tú eres una mujer ya, a tus 43 años,  absolutamente realizada.

Lizt. ¿Tú crees?

Amaury. Puedo presuponerlo, porque fíjate la cantidad de cosas tremendas. Una Compañía propia. Un éxito internacional tremendo, no es ocioso decir que tú Compañía es una Compañía que representa a Cuba con mucho éxito. Hay muchas compañías que representan a Cuba, pero no todas tienen tanto éxito, la tuya tiene mucho éxito. Eso me hace, vuelvo otra vez a presuponer que tú eres una mujer realizada, por lo tanto, feliz. ¿Qué falta, qué te falta? ¿Cuál es el próximo paso? El próximo paso de riesgo, porque ahora tú me dirás: Mantenerme, que esto no decaiga, mantener la disciplina. No, no, no, ¿el próximo salto al vacío?

Lizt. El próximo paso de riesgo… El próximo paso de riesgo es llegar un tanto más lejos en ese mundo. Y el próximo paso de mucho riesgo es lograr que los muchachos, cuando hablo de los muchachos estoy hablando de muchachas y muchachos.

Amaury. ¡De todos!.

Lizt. Que todos puedan permanecer junto a nosotros, que no tengan que buscar otras fronteras para sentir que están completos, sino que sea aquí, donde ellos puedan encontrar en su Compañía, en su país, ese espectro completo de realización, individual, artística y colectiva. Las tres, los tres en uno. Ese sería el próximo paso de riesgo. Es de mucho riesgo.

Amaury. De mucho riesgo.

Lizt. Es muy difícil.

Amaury. ¡Muy difícil!.

Lizt. Es un gran reto. Pero pienso que si ponemos empeño, no solo yo, sino todos. Pienso que lo vamos a poder lograr. Este país siempre ha sido el nuestro, y el que ha permitido que seamos lo que somos. Entonces ¿por qué no permitir que seamos siempre un poquitico más felices?, que sea inagotable, como debe ser.

Amaury. Bueno, Lizt, yo te agradezco que hayas venido. Sigue siendo independiente.

Lizt. Mucho.

Amaury. Sigue siendo independiente. Sigue siendo maravillosa, osada, atrevida. Que tu belleza nunca se empañe, tu belleza de alma, tu belleza de cuerpo. Eso no se pierde.

Lizt. Yo sé lo que me estás hablando.

Amaury. Esa belleza y que sigas dándole a nuestro público y a tus admiradores, entre los que me encuentro.

Lizt. Yo lo sé.

Amaury. Absolutamente rendido, de siempre,  a la belleza y la maravilla de tu arte. Gracias en nombre de Cuba, aquí yo soy el pedacito que la representa, junto contigo.

Lizt. Gracias a ti. Gracias, muchas gracias.

Lizt Alfonso en

Lizt Alfonso en "Con 2 que se quieran", programa que conduce Amaury Pérez. Foto: Petí

Lizt Alfonso en

Lizt Alfonso en "Con 2 que se quieran", programa que conduce Amaury Pérez. Foto: Petí

Lizt Alfonso en

Lizt Alfonso en "Con 2 que se quieran", programa que conduce Amaury Pérez. Foto: Petí

Lizt Alfonso en

Lizt Alfonso en "Con 2 que se quieran", programa que conduce Amaury Pérez. Foto: Petí

Con el equipo de realización de

Con el equipo de realización de "Con 2 que se quieran", programa que conduce Amaury Pérez.

Lizt, Manolito Iglesias y  Amaury en

Lizt, Juan Carlos y Amaury en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

//

Bookmark and  Share // ’;
}
// ]]>

Otros artículos de Con 2 que se quieran

Programa que transmite la Televisión cubana cada martes a partir de las 8:30 pm (hora de Cuba), conducido y dirigido por el cantautor Amaury Pérez, donde él entrevista a personalidades de la cultura nacional. Cubadebate publica íntegramente y en exclusiva la transcripción de la entrevista.

TOMADO DE CubaDebate

0 comentarios