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Condenar a Duvalier es un deber de memoria, afirma activista haitiano

Condenar a Duvalier es un deber de memoria, afirma activista haitiano

Puerto Príncipe, 31 ene (PL) Gabriel Lamothé tiene pesadillas aún con la última noche en que vio a sus padres: era un niño de seis años y en la madrugada, un grupo de hombres, fieles al dictador haitiano Jean Claude Duvalier, se los llevó para siempre.

  Hoy, tras conocer la decisión judicial de descartar un proceso contra el exdictador por crímenes contra la humanidad, no puede más que recordar aquellos días, cuando perdió a su familia.

Su padre era opositor a la dictadura y desapareció en 1979, cuando Duvalier llevaba ocho años en el poder, contó en entrevista con Prensa Latina.

Desde ese día no quiere recordar en lo que se convirtió su vida: fue recogido por unos vecinos, estuvo después en una institución benéfica, hasta que unos parientes lograron llevarlo clandestinamente con ellos a República Dominicana, donde vivió hasta hace 10 años.

En 2002 regresó a su país natal y desde entonces integra el Colectivo contra la Impunidad en Haití, una plataforma de derechos humanos que reúne a víctimas de las dictaduras duvalieristas.

Sin embargo, Lamothé no esperaba la noticia que sacudió Haití la víspera: el juez Carves Jean, a cargo del caso, informó que el también conocido como Baby Doc será juzgado únicamente por corrupción y desvío de fondos.

Con la decisión, Jean obvió la veintena de denuncias presentadas por víctimas de la dictadura desde el regreso de Duvalier a Haití, el 16 de enero de 2011, tras 25 años de exilio en Francia.

Lamothé y varias organizaciones civiles haitianas opinan que los abusos cometidos durante ese régimen, iniciado en 1979 y culminado tras una revuelta popular en 1986, constituyen crímenes contra la humanidad, por lo que son imprescriptibles.

De ser procesado por corrupción Duvalier enfrentaría una pena máxima de cinco años de cárcel, aunque por su edad (60 años) y condiciones de salud, podría ser notablmente menor o condonada.

Al exdictador, que sucedió en el poder a su padre, el también déspota Francois Duvalier, se le atribuyen, entre otros delitos, casos de violación de los derechos humanos, corrupción, asociación de delincuentes y malversación de entre 300 y 800 millones de dólares.

Se estima que durante las dictaduras dinásticas duvalieristas fueron asesinados entre 20 mil y 30 mil civiles haitianos, principalmente a manos de unas fuerzas paramilitares, todavía existentes de forma no oficial, denominadas Ton Ton Macoutes.

No podemos hacer borrón y cuenta nueva, porque condenar esos crímenes es una forma de luchar para que no se repitan, afirma Lamothé.

"A mí ya nadie me va a devolver a mis padres, nadie va a compensar lo que pasé en mi niñez, en mi juventud, pero creo que al menos es posible hacer justicia", comenta.

Los que luchamos contra Duvalier y contra quienes apoyaron su dictadura no queremos venganza, sino justicia; condenarlo es un deber de memoria, solo así tendré al menos el consuelo de que mis hijos no pasarán por lo que sufrí yo, sostuvo.

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