Manolo Ortega: la voz imprescindible de combates y victorias
Es difícil encontrar en una sola persona tantos merecimientos. Quien no conozca la verdadera génesis, pudiera pensar que son virtudes de muchos que se sintetizan en él, como suele suceder cuando en la ficción se trata de presentar a un héroe cuya vida transita por tantos y diversos momentos. Pero Manolo Ortega Romero, pertenece a la realidad, al contexto de una isla pequeña sobre la que se alza un pueblo grande. Es de verdad un héroe, un Héroe del Trabajo de la República de Cuba, que llega al mundo en la provincia de Ciego de Ávila el 28 de noviembre de 1921 y muy pequeño marcha con su familia a la patria de sus padres. Por ser de la estirpe de hombres que antepone la justicia a su bien personal, combate por la República Española en la guerra civil... Más tarde es un soldado clandestino en la lucha contra la tiranía que oprime y desangra a su suelo natal. A partir de 1959 con devoto altruismo se entrega a la obra de la Revolución en Cuba. Además de su brillante carrera profesional, sitúa al servicio de su pueblo la entusiasta participación como machetero voluntario en incontables zafras y su disposición de dar lo más preciado que el hombre posee por la causa a la que consagra su disciplina y fervor patriótico como fundador del Batallón 120 de las Milicias Nacionales Revolucionarias. Como profesional del habla es poseedor de un estilo depurado, una impecable dicción y un sello personal que marcan una trayectoria artística, iniciada en 1939 a su regreso de España y lo hace en la radioemisora CMCA, en un programa de orientación política llamado La hora de la juventud. Después incursiona en la CMBF de la avenida del Prado, la CMZ del Ministerio de Educación y Radio García Serra, la que abandona para incorporarse a la radioemisora del Partido Socialista Popular, la Mil Diez, que sale al aire el 10 de marzo de 1943 para marcar un momento trascendental en la difusión radial del país y puede, no obstante sus cinco años de vida, ser un reflejo preciso del quehacer cultural y político de la nación y un proyecto logrado al exponer lo mejor y más valioso de la cultura universal en todas sus expresiones. Manolo fue una de las valiosas voces que prestigió a la radioemisora que deviene orgullo nacional. Allí interviene como locutor en disímiles programas: informativos, musicales, infantiles, dramáticos. Según sus propias palabras, la Mil Diez es su verdadera escuela. Allí se desenvuelve también como escritor de un programa humorístico que se transmite de lunes a viernes y que él llama Radio Locuras. Lo hace hasta que llega a Mil Diez Marcos Behmaras, y basta que escriba un libreto para que Manolo le diga "de ahora en adelante lo escribes tú". Dos momentos singulares de su paso por esta radioemisora lo constituyen su actuación junto a Ibrahím Urbino como narrador de pelota. En una ocasión nos muestra un ejemplar del Periódico Hoy donde se recoge su selección como "novato del año" en la narración deportiva. Allí también se vincula a los máximos exponentes del feeling José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Elena Burke, y compone tres o cuatro canciones, que según expresa se las interpreta Marta Justiniani. Cuando las firmas Bacardí y Hatuey le brindan una fiesta de despedida en ocasión de integrarse al canal Televisión Revolución en 1960, Elena Burke lo sorprende gratamente al interpretar una de aquellas canciones. Cuando en 1948, el régimen de turno allana y clausura la Mil Diez, Manolo encamina sus pasos hasta la COCO de Guido García Inclán y participa en el programa de sátira humorística Cuba en llamas, con el cual debuta en la radio Enrique Núñez Rodríguez. Posteriormente trabaja en la radioemisora CMBF cuando ya ésta pertenece al Circuito de la CMQ y se encuentra en el edificio de Radiocentro, allí se desenvuelve durante dos años como locutor de cabina. Recuerdo que de forma jocosa manifiesta que para presentarse a las pruebas de admisión en la televisión, tiene que pedirle a un amigo que le hiciera un traje, con la promesa de pagarle sólo si conseguía aprobar la plaza como locutor. Y el sastre le manifiesta: "entonces no tendré problema para cobrar". Fundador del canal 6 de la televisión y como tal está presente en el primer programa que de forma experimental se transmite el 18 de diciembre de 1950 con el título Tensión en el canal 6, que tiene un guión de Marcos Behmaras. El 5 de enero de 1951 señala el momento de su aparición como locutor exclusivo del Noticiero CMQ, que patrocina la cerveza Hatuey con su compañero Enrique Navarrete. Después asume funciones de locutor comercial en otros programas estelares de la televisión como Cabaret Regalías y Aquí todos hacen de todo, que patrocinan los cigarros Regalías el Cuño y el detergente ACE. A su calidad y carisma se une el arraigo popular Manolo Ortega, una de las primeras figuras de la locución comercial en la pequeña pantalla, en junio de 1960, renuncia a ser locutor exclusivo de CMQ Televisión y de una poderosa firma cervecera como la Hatuey, para pasar a trabajar con mucho menos salario al Canal 2. En aquel momento expresa que abandona la locución comercial para "rendir un servicio de mayor utilidad práctica al actual momento cubano" Efectivamente, en Televisión Revolución, nuevo nombre del canal 2, Manolo tiene entonces a su cargo importantes actividades, entre otras, la de moderador del programa donde comparece regularmente ante las cámaras, el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Doctor Fidel Castro Ruz. El rostro familiar de Manolo, portador de una recia personalidad y una voz profunda, bien timbrada y dicción impecable llega a cada hogar cubano, en las dos emisiones del Noticiero Nacional de Televisión que inaugura, junto a Eddy Martín, el 2 de noviembre de 1961, y en el cual se mantiene durante más de veinticinco años. Cuando recorro el país siento que Manolo está presente en decenas y cientos de escuelas, viviendas, fábricas, que durante los primeros 25 años de Revolución se yerguen orgullosas como testimoniantes inigualables. Y es que por allí pasa Manolo, para dejar su palabra, su señal, cuando actúa como locutor de los momentos más notables y como presentador del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Dr. Fidel Castro Ruz. Sus amplios conocimientos los brinda a los más jóvenes que abrazan la profesión, desarrollando una imprescindible y hermosa labor pedagógica con las nuevas generaciones de profesionales del lenguaje. La Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el Premio Nacional de Televisión por la Obra de la Vida, la condición de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, son algunos de los lauros que tratan de reconocer la trayectoria de una sola existencia, que bien pudiera constituir la historia de varios héroes. Cuando escribo estas cuartillas llega a mi memoria una ocasión del aniversario 50 de la televisión, que visité y saludé a cuatro glorias del medio: Consuelo Vidal, Margarita Balboa, Miguel Ojeda... y al languidecer la tarde, nos recibe en el Reparto Atabey Manolo Ortega. Lo acompañaba "Estrellita", Hortensia Soto, la misma que un día de 1947 llega a la Mil Diez, respondiendo a una convocatoria de damitas jóvenes para recibir clases de Alfredo Perojo, Paco Alfonso, Ricardo Dantés y Manuel Estanillo. Allí conoce a Manolo, simpatizan y unen sus vidas en 1951. La recordada popular conductora de un programa "Amigo y sus amiguitos" que los adultos de hoy siempre mencionan como referencia del buen quehacer televisivo para la niñez, la dulce "Estrellita" este día 24 de octubre de 2000, nos hace anécdotas de magia real-maravillosa. Estrellita me habló sobre su unión de más de medio siglo con alguien que, más allá de su trayectoria en la Radio primero y en la Televisión desde su inicio, es un padre, un esposo, un amigo y vecino ejemplar, amante de su jardín y las orquídeas que gusta cultivar. Sus compañeros y el pueblo que lo quiere y admira, saben además, que el 22 de octubre de 2003, al retirarse de la escena, cae el telón tras un hombre sencillo, revolucionario sin tacha, capaz de inmolarse por una causa justa en cualquier lugar donde florezca una injusticia, todo un hombre de nuestra cultura.
El locutor, cuya voz nos acompaña en las horas de duelo, de combate y victoria, de grandeza y alegría, el que sin imaginarlo nos lega su magisterio e integra el selecto grupo de las figuras irrepetibles que en su andar de futuro escriben una parte relevante de la historia de la Radio y la Televisión Cubanas.
Tomado de la sección En la memoria radial, a cargo de la Lic. Josefa Bracero Torres, en el Portal de a Radio Cubana http://www.radiocubana.cu/historia/la_memoria_radial/manolo_ortega_la_voz_imprescindible_de_combates_y_victorias.asp
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Edgar L hernandez Ortega -