Falleció el periodista radial cubano Manolo García García
Falleció el periodista cubano Manolo García García
Manuel de Jesús García García, Premio Nacional de Periodismo José Martí, falleció en la madruga de hoy en esta ciudad, a los 91 años de edad.
Conocido como el Decano de la Prensa en Matanzas, Manolo, dedicó más de 70 años de su vida a ejercer el periodismo en defensa de las causas justas y nobles de los pueblos del mundo, comprometido con su tiempo, con cualidades propias y verbo perspicaz.
Durante su extensa carrera en el ejercicio de la profesión destacó por su labor en la radio. Fue fundador de la emisora Radio 26, la cual compró a sus dueños a nombre del movimiento 26 de julio, en diciembre de 1959, y fue la primera de la Isla instituida por la naciente Revolución.
Combatiente de la lucha clandestina en la ciudad de Matanzas, sus denuncias al régimen de Fulgencio Batista aparecían en periódicos locales, por lo que fue perseguido. Luego del asalto al cuartel Goicuría, donde cayera asesinado su hermano Reynold, tuvo que abandonar el país.
Manolo García, como corresponsal del periódico Revolución en Matanzas, junto al camarógrafo Guillermo Miró, fue de los primeros en llegar a Playa Girón aquel 17 de abril de 1961, cuando la invasión mercenaria, y reportó para el mundo la victoria del pueblo cubano.
Por su incansable labor y formador de varias generaciones de periodistas, Manolo recibió numerosas condecoraciones, como la de Héroe Nacional del Trabajo de la República de Cuba, Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, y la Distinción por la Cultura Nacional, entre otras.
Era militante del Partido Comunista de Cuba, fundador de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y se mantuvo en activo hasta los últimos momentos de su vida
A solicitud propia su cadáver será cremado en ceremonia íntima y familiar.
MANOLO ERA EL PERIODISTA MAS LONGEVO DE CUBA
“Si volviera a nacer sería igual, la radio es la pasión de mi vida”, afirma Manolo García desde su medio siglo en el dial matancero
Ariadna Andrea Pérez Valdés, estudiante de primer año
En el interior de la amplia sala y sin más preámbulo que el de los saludos, dice como una ráfaga: “¿Cuál es la primera pregunta?”. Habla seguro y calmado, como si ningún detalle del mundo pudiera escapársele. En ocasiones, rebusca en el baúl de la memoria hechos o personas medio olvidadas por sus 89 años.
Manuel de Jesús García García, el decano de los periodistas cubanos, dedicó setenta años de su fructífera vida al medio que más amó: la radio. Todavía se escuchan materiales con su voz en la emisora Radio 26 donde trabajó hasta su jubilación en el 2007.
Después del triunfo revolucionario ocupó el cargo de Director del Consejo Provincial de Cultura en Matanzas y fue fundador de la Unión de Periodistas de Cuba.
-Radio Rialto marcó su debut como locutor. ¿Qué le aportó como periodista?
-Comencé en la radio como locutor de la emisora Radio Rialto en 1937 y desde entonces me vinculé a la redacción del noticiero La Palabra. En 1942 obtuve el título de periodista en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, de La Habana.
La radio en esos años era un proyecto y los que íbamos a él éramos como mariposas a la luz, no sabíamos qué era, pero sí que sería importante. Este medio tiene un gran poder de penetración y más públicos que otros. Uno siente la noticia como si estuviera viviéndola. Es maravilloso apreciar que la gente en la calle te ha escuchado.
¡Con la radio no se podía ni tener novia! Recuerdo que con mi primer cobro adquirí un traje gris, una corbata, una lata de leche condensada y un pomo de mermelada. ¡Esa fue mi primera compra independiente!
Los salarios eran muy bajos, por eso pedí un puesto en la Fábrica de Jarcia (de sogas y cordeles). Allí estuve algunos años en la oficina del intendente como auxiliar, participando como dirigente sindical en todos los movimientos huelguísticos ocurridos en ese centro, sin dejar de trabajar en la radio. Ese era mi sustento de vida, hasta que decidí dedicarme por completo al periodismo, pues ya se consideraba una profesión y tenía un salario estipulado por la ley. Aunque en esa época tenía un uso utilitario, porque manifestar ideas progresistas era un pecado.
Parece petulante decirlo, pero fui el único que combatió a Batista. Mantuve un programa de crítica llamado Radio Suplemento, suspendido temporalmente cuando el entierro de René Fraga Moreno, un maestro asesinado por un esbirro. Sabía que el pueblo me respaldaba. Esa era mi defensa. Si volviera a nacer sería igual, la radio es la pasión de mi vida.
-¿En qué consistió su labor en los periódicos El Imparcial y Adelante, que es el actual Girón?
-En 1954 me cedieron una columna en el periódico El Imparcial y podía escribir sobre lo que quería, pero el redactor me quitaba las noticias poco convenientes, por eso me fui de allí y comencé en el Adelante. Al principio me dejaron libremente, tenían ciertas concesiones conmigo porque era el locutor de los actos públicos, pero en la segunda semana empezaron a eliminarme noticias, hasta que sólo apareció mi nombre; el director, Antonio Pimentel, me pidió que aflojara la crítica contra Batista y no lo hice. El periodismo no existía, era mentira, el dueño del periódico mandaba. Era un periodismo “rastacuero”.
-¿Qué actividades realizó a favor del Movimiento 26 de Julio?
-Me sumé entre los primeros, fui el único periodista matancero que tenía el Movimiento y trabajé con Armando González, el coordinador provincial. Cuando me separaron del periódico Adelante y de la fábrica Jarcia por mis actividades revolucionarias, partí hacia Costa Rica.
Allí trabajé en Radio Monumental y hacía cosas no oficiales para el periódico costarricense La República, dirigido por Carlos Andrés Pérez, amigo aparente de la Revolución cubana. Después trabajé en XEW, de Ciudad de México, poco tiempo, porque al Movimiento 26 de Julio le convino que fuera a Monterrey con el objetivo de conseguir un mayor apoyo en esa ciudad, recaudando fondos para comprar armamento y enviarlo a la Sierra Maestra.
En este país hice, en compañía de Osmany Cienfuegos, el boletín del 26 de Julio donde apareció el primer reportaje escrito sobre la odisea del yate Granma, con las fotografías de los que participaron en esa epopeya. Además, durante mi exilio colaboré en las revistas Humanismo de los intelectuales venezolanos y en Repertorio Americano, del profesor Joaquín García.
Lo que más me impactó durante mi exilio fue el interés con que América Latina seguía los problemas cubanos, no sólo en aquel momento, sino también después del triunfo revolucionario. Nuestro país es una guía para los revolucionarios del continente.
-¿Cómo surgió la emisora Radio 26?
-Radio 26 nació como consecuencia de una polémica -que se hizo todo lo posible para que no trascendiera- entre el Partido Socialista Popular y el Movimiento 26 de Julio. Ambos querían controlar la propaganda revolucionaria, comprando la emisora Radio Tiempo. Esto ocasionó una pugna interna levemente expresada entre las dos organizaciones. El dueño de la emisora estaba comprometido conmigo porque trabajé muchos años para él, incluso gratis, y cuando tuvo que decidir a quién dársela lo hizo a favor del M-26-7.
-Usted fue uno de los primeros corresponsales en llegar a Playa Girón cuando el ataque mercenario. ¿De qué medios se valió para enviar las noticias a tiempo?
-En Matanzas era el Jefe de Corresponsalía del periódico Revolución y fui enviado a la Ciénaga de Zapata con el camarógrafo Guillermo Miró, porque nos avisaron de una invasión mercenaria. Enviábamos las informaciones por vía telefónica a Radio 26 y de ahí la difundían para el resto del país.
Al frente del territorio de Jagüey Grande estaba el Gallego Fernández y le preguntamos: ¿Hasta dónde podemos llegar? A lo que él nos contestó: ¡Hasta donde les alcance el valor! Nos mantuvimos en Girón todo el tiempo que duró la invasión. Actualmente, cada vez que coincidimos en algún lugar recordamos la anécdota.
Fuimos los primeros en llegar a Playa Girón, fue una bella experiencia. Había que ver la cantidad de hombres presentándose para marchar al interior de la Ciénaga y combatir de tal manera que no llegó a 72 horas el ataque mercenario. Nosotros teníamos dos revólveres, pero no fue necesario usar las armas, aunque estábamos dispuestos, siempre nos mantuvimos avanzando junto a los batallones.
En esa ocasión pude constatar que el pueblo era mayoritariamente revolucionario. Se demostró su disposición de hacer lo que fuera necesario. Las cosas tienen que llegarle como una espuela al espíritu, esa es una característica de los cubanos, que frente a las situaciones difíciles nos levantamos más airados que nunca.
Algo simpático que nos sucedió en esos duros días de batalla: a raíz de un bombardeo tuvimos que escondernos debajo de una vaca muerta. Lo curioso del hecho es que no lo sabíamos y cuando nos percatamos ya era muy tarde para refugiarnos en otro sitio.
-¿Quiénes han sido sus modelos en el periodismo?
-Mis modelos, algunos perdurables y otros que no merecen ser recordados, pero el primero fue Sergio Carbó, director del periódico Prensa Libre, quien parecía combativo, pero engañó al pueblo. Después no tuve modelo y me plantee mi propio bastión de defensa sumándome a la Revolución desde el golpe batistiano y nunca le he fallado. Aquí estoy hasta que muera.
-El Premio Nacional de Periodismo José Martí es el principal reconocimiento que se entrega a los profesionales de la palabra. ¿Qué sintió Manolo al recibirlo en 1999?
-La entrega del Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de toda la vida fue uno de los momentos más emocionante que he tenido. Nunca me niego a cumplir una tarea. He trabajado mucho, dediqué 70 años de vida a la radio, era el primero en llegar a la emisora y el último en irme. Si volviera a nacer sería de nuevo periodista. Yo amo mi profesión.
-¿Está satisfecho con su trabajo?
-Bueno, en realidad no hice tanto, las posibilidades de un periodista en provincia no son muchas, la parte que me correspondía la desempeñé con mucho sacrificio. Considero que mi trabajo no fue sobresaliente, pues en él no recibí ninguna lastimadura, o no le importé a los enemigos o no realicé nada que mereciera la vida. Aunque de algún modo fui reconocido por mi desempeño como director de Cultura en Matanzas y los asesoramientos en las corresponsalías de los periódicos Revolución y Granma.
-¿Cuál es su mayor sueño?
-Constatar la derrota del imperialismo yanqui, a mi edad eso será imposible, si tuviera 80 años quizás lo viera. También albergaba la esperanza de morir trabajando en la radio, pero ya me jubilé, y sigo en Cuba. Digo esto porque al principio era un periodista de procedencia pequeño burguesa y pensaban que me iría a otro país, pero muchos de los que lo hicieron ya están en otras regiones del mundo. Yo me quedaré aquí siempre. Esta Revolución es bella y tiene líderes notables, incluso los nuevos. Debemos cuidarla con inteligencia y valor.
-Su esposa Mirta dijo en una ocasión que usted era como el río San Juan que atraviesa a la ciudad de Matanzas y ya no hay quien lo desvíe. ¿Qué opina?
-Soy matancero, matancero inquebrantable. Antes era un poco regionalista porque ponía mi provincia por encima del país, pero ahora soy primero cubano y como tal, matancero de los buenos que ama esta ciudad.
La última vez que salí de esta Isla fui a México. Allí la gente me hablaba con admiración de ella. No comprendían cómo era posible que un país tan pequeño se pudiera enfrentar con tanta hidalguía a los Estados Unidos. Me enorgullecía escuchar a los extranjeros referirse a Cuba como una potencia, así que me siento honrado de ser cubano, de vivir aquí, de trabajar aquí y de morirme aquí.
(Esta entrevista forma parte del libro en preparación sobre los Premios Nacionales de Periodismo José Martí, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. / Fuentes consultadas: bibliografía brindada por Manolo García.
Artículo:”Como un río de agua mansa”, del periodista Ventura de Jesús (documental)
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Plácido -