Giustino di Celmo habla de la liberación del asesino de su hijo: Tengo la esperanza de que un día se haga justicia (+ Fotos y Video)
“Solo te puedo decir que nunca imaginé que en mi larga vida -yo tengo 90 años-, un país con una historia grande, un pueblo de grandes emigrantes como el de EEUU, aún en el 2011 todavía no tenga sentido de la justicia. En un país donde no existe justicia no se puede vivir”, aseguró Giustino di Celmo, padre de Fabio di Celmo, el joven turista italiano asesinado durante la campaña de bombas en los hoteles de La Habana, en 1997, organizada por Luis Posada Carriles.
Después de un juicio que duró más de tres meses en El Paso, Texas, este viernes en menos de tres horas el jurado absolvió a Posada Carriles de 11 cargos por mentir a las autoridades de Inmigración.
“Escuché a Posada Carriles -después que fue absuelto por el jurado-, y eran las declaraciones de un asesino, de un hombre que mata, que es capaz de matar a cualquiera. El dijo que seguiría combatiendo el comunismo. ¿Donde está la ética, la humanidad?”, se preguntó Giustino, en una entrevista concedida al periodista Oliver Zamora para el programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana y Cubadebate.
El anciano, radicado en Cuba desde la muerte de su hijo, añadió:
“La única cosa que puedo decir a los familiares de las víctimas de Posada Carriles que sufren como sufro yo, es que tengan siempre abierta una esperanza de que habrá justicia. No sólo por nuestros ser queridos, sino por el mundo entero. Nadie merece semejante barbarie, que por una lucha política se maten inocentes, se pongan bombas en el hotel, en un avión y se encarcelen a Cinco muchachos cubanos que intentaron impedir los actos de sabotaje que se organizaban desde Estados Unidos. ¿Qué imagen dará el gobierno norteamericano si permite semejante injusticia?”
FABIO DI CELMO
Fabio Di Celmo. Joven turista italiano vÍctima de un acto terrorista contra Cuba, al explotar una bomba que ordenó poner Luis Posada Carriles en el Hotel Copacabana en La Habana.
Nació el 1 de junio de 1965, en Génova, Italia. Sus padres, Giustino Di Celmo y Ora Bassi.
El padre, hombre apasionado por el arte y la historia de su tierra natal, había bautizado a su primera hija con el nombre de Tiziana, en homenaje al eminente pintor italiano Tiziano Vecellio, representante máximo del Renacimiento veneciano. Al segundo, lo llamó Livio, como el héroe de la antigua Roma y, siguiendo la tradición que ya había iniciado, a su tercer hijo lo bautizó con el nombre de Fabio, como el célebre comandante romano, inteligente, corajudo y humano, para perpetuarlo en el niño que recién nacía.
Fabio creció en la misma casa donde había nacido. Los vecinos de Génova Pegli, municipio situado en la famosa Ribera de las Flores, en la Costa Azul, vieron correr por sus parques y calles a este muchacho juguetón y generoso del que todos guardan gratos recuerdos.
A los siete años comenzó la práctica del fútbol y jugó por primera vez en el equipo Asociación Calcio, de la ciudad de Génova, de la Liga Nacional, al que perteneció desde los siete hasta los 11 años. Integró el Libertas y otros equipos de su ciudad, hasta que pasó a formar parte del Sciarborasca, de la genovesa municipalidad de Cogoleto, con el número 10 en su camiseta.
Llegada a Cuba
En 1992, junto a su padre, llegó a Cuba. Los Di Celmo se sumaron así a la larga lista de empresarios procedentes de diferentes países que cometieron el grave «delito» de romper el bloqueo de Estados Unidos. El único partido de fútbol que jugó en Cuba fue en el Cotorro, el 17 de diciembre de 1996 y su mayor sueño fue traer a los integrantes del Sciarborasca, su equipo, a jugar a Cuba.
Su muerte
El jueves 4 de septiembre de 1997 estalló la bomba que mató a Fabio en el vestíbulo-bar del Hotel Copacabana, una esquirla de metal del cenicero donde se puso la bomba, se le incrustó en la parte izquierda del cuello y le cercenó una vértebra cervical y la arteria carótida. Fue colocada por el mercenario salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, quien en el juicio de marzo de 1999 confesó que Francisco Chávez Abarca, alias «El Panzón» lo contrató cuando trabajaba en una agencia de alquiler de autos en San Salvador.
“El Panzón” fue la mano derecha en aquella campaña tenebrosa de Luis Posada Carriles, el terrorista más conocido del continente, convertido en héroe en Miami. «Ese italiano estaba en un lugar y en un momento equivocado, pero yo duermo como un bebé», declaró el asesino que hoy anda libre por las calles de Estados Unidos, protegido por el gobierno de ese país. (Fuente: Ecured)
0 comentarios