En paz descanse Julio Guerra Niebla, el pregonero de la raspadura
A propósito de la muerte este jueves en Santa Clara de Julio Guerra Niebla, el hombre del pregón de la raspadura, les invito a leer esta crónica de mi colega Minoska Cadalso, en la cual conocerá detalles de la trayectoria de este inolvidable personaje popular de la ciudad de Santa Clara; combatiente, hombre afable y altruista. Por siempre lo oiremos decir: "El pregón de los niños, el pregón de la burundanga: Raspadura, de guarapo, batida, con jonjolí
Los niños ríen cuando escuchan a Julio Guerra Niebla repetir su contagioso pregón que anuncia raspaduras por toda Santa Clara, y es que Julio se ha convertido en uno de esos personajes imprescindibles de la ciudad, lo que muchos no conocen es la historia de este hombre.
“Soy de una familia muy pobre de Manicaragua, de donde tuve que salir huyendo, yo trabajaba en una finca, allí había un mayoral que nos maltrataba y hasta nos golpeaba. “A los 14 años vine para Santa Clara, mi mamá vivía aquí, y comencé de ayudante de un vendedor de galletas y caramelos, los repartíamos por todos los barrios”.
Cuenta julio que una noche del año 1957 en la esquina de las calles San Miguel y Maceo de la ciudad de Santa Clara, la policía lo detuvo acusándolo de colocar un cartel con propaganda del 26 de julio. “Cuando llegamos al cuartel el que me cogió preso le dijo al jefe, mira lo pesqué poniendo un letrero del 26 y yo le respondí: eso es mentira, yo no sé leer, ni escribir, entonces cogí mucho genio, le metí un piñazo y cayó arriba del Capitán que se estaba fumando un tabaco que se partió, entonces le dijo échalo pa´allá atrás y ya tú sabes que hacer”.
Esa noche torturaron a Julio y a sangre fría le sacaron los dientes. Poco después lo liberaron. Ya para ese entonces le gustaba salir en las manifestaciones estudiantiles, aunque como él mismo confiesa “ni sabía bien por qué lo hacía”.
Asistía junto a Julio y Quintín Pino Machado, además de Chiqui Gómez Lubián, todos líderes del M-26 de Julio en Santa Clara. A mediados de octubre de 1957 “de nuevo me meten preso es entonces cuando “me machacan los testículos, me desmayé, eso hizo que me volviera más rebelde”.
Poco a poco Julio Guerra comprendió las verdaderas causas de por qué se luchaba, se involucró en las tareas de la clandestinidad, hasta que un año después, en octubre de 1958, el Comandante Ernesto Che Guevara llega a las montañas del Escambray como parte de la invasión de Oriente a Occidente. Se integra a su columna y participa en la liberación de la ciudad de Santa Clara.
Integró durante 44 años las Fuerzas Armadas Revolucionarias, (FAR), durante 26 meses, cumplió misión internacionalista en el norte de la República Popular de Angola, al regreso, hablaron con él para que pasara una escuela de superación militar para poder lograr un ascenso “pero dije que no, yo no luché por ningún grado militar, sólo los que me dio el Che, los de sargento, ya después me jubilé”.
Poco después apareció en las calles de Santa Clara con algo ya olvidado por muchos el pregón; este lo dedicaba a los niños “raspadura, de guarapo, batida, con ajonjolí, con maní, con melao de caña, qué rica está, yo me la comiera toda”. “El dinero de la venta, yo lo cambio en CUC, y en las shoping le compro caramelos a los niños, se los regalo cada vez que veo a uno, ah y lo otro lo dono a la Sala de Oncología del Hospital Pediátrico José Luis Miranda de aquí, también libros y lápices”.
Me despido de Julio Guerra Niebla, el rebelde, el hombre del pregón de la raspadura en Santa Clara, el joven que fue castrado brutalmente, y que hoy extiende la mano temblorosa para brindar caramelos a los niños, la mano de quien no pudo nunca acariciar a un hijo propio.
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Dr Claudio Spinelli -