Bajo el mismo sol: fin de temporada
Bajo el mismo sol: fin de temporada
por Yuris Nórido/ Tomado de Cubasi.cu
Ha concluido Casa de cristal, la primera temporada de la telenovela Bajo el mismo sol. Muchas opiniones encontradas puede haber ocasionado, pero lo cierto es que casi todo el mundo debe haber reconocido en sus capítulos a la Cuba que ahora mismo vivimos.
Como buena parte de la producción cubana de los últimos años, la serie ha asumido el reto de trascender el gran tema del folletín tradicional: los altibajos del amor. Ha pretendido centrarse en los problemas y desafíos del momento.
Y lo ha hecho con responsabilidad y sin llegar a extremos. Más allá de alguna que otra inexactitud o alteración de la realidad, llamó la atención sobre varios asuntos: la compleja reinserción de tres exrreclusas en la sociedad, los prejuicios con la sexualidad, el maltrato familiar, la corrupción, el oportunismo de directivos, la burocracia, la actitud ante la muerte de un ser querido, la maternidad frustrada, los problemas de convivencia en los hogares…
Todo lo ha abordado, por supuesto, sin dejar a un lado las tramas sentimentales y amorosas.
Sin ese didactismo que ha lastrado a otras series contemporáneas, en Casa de cristal se mostraron aristas complejas de la realidad, sin necesidad de sermonear ni ofrecer soluciones mágicas. La telenovela tiene bien definidos los valores que defiende, pero no lo hace a partir de la simplificación y el maniqueísmo.
Para lograrlo ha hecho falta un grupo de personajes bien concebidos, que actúen por convicción, lógicamente, no por simple golpe de efecto. Las propias acciones de los personajes los explican.
A la temporada, eso sí, le faltó distensión. Demasiado vertiginosa fue la sucesión de acontecimientos importantes, dramáticos. Uno llegó a extrañar personajes y situaciones que aportaran más humor, que ayudaran a digerir mejor los conflictos.
La serie, por otra parte, impactó más por lo que dijo, que por la manera en que lo hizo: la puesta en pantalla apenas logró un acompañamiento funcional.
La presentación fue pobre, chapucera; los decorados resultaron muy artificiales, la banda sonora fue plana, y la edición algo atropellada. En ese sentido, el mayor logro fue la dirección de actores. El elenco, integrado por personas de diversas formaciones, está a la altura de las exigencias.
La primera temporada de Bajo el mismo sol fue, de todas formas, un acierto. Quedamos a la espera de las otras dos.
Lea otro comentario de Yuris Nórido, publicado en Cubasí.cu
Bajo el mismo sol: bajo todas las miradas
Casa de cristal, la primera temporada de la telenovela Bajo el mismo sol, ha causado en ciertos espectadores gran inquietud. Muy al estilo de las últimas producciones dramatizadas cubanas, no se conforma con entretener: ha asumido el reto de abordar cuestiones polémicas de la más reciente actualidad.
Desde el asunto principal, la reinserción en la sociedad de tres ex reclusas, hasta otras tramas dedicadas a la corrupción, la educación de los hijos, el maltrato familiar… la telenovela está presentando un panorama bastante problemático de la contemporaneidad.
No obstante, hay un tema que sin dudas motiva la mayor cantidad de opiniones encontradas: la homosexualidad femenina, representada por una de las tres protagonistas.
Muchos consideran que en las últimas producciones nacionales se ha abusado del asunto, y no creen que ese sea el espacio para abordarlo. Creen, en el mejor de los casos, que la popularidad de las telenovelas puede atraer demasiados ojos a algo que debe permanecer en ámbitos más bien íntimos.
Otros, francamente, piensan que hablar sobre el tema es peligroso para niños y adolescentes, pues pueden revertir sus nociones establecidas de normalidad.En este mismo sitio, hace algunas semanas, al comentar un artículo sobre la novela brasileña que alterna con Bajo el mismo sol, buena parte de los lectores parecían necesitados de expresar sus criterios sobre la manera de abordar la homosexualidad en la serie cubana.
Incluso, a algunos les parecía “asquerosa” y “explícita”.Primero que todo, debe quedar claro que nunca la teleserie ha explicitado actos amorosos entre dos mujeres, más bien los ha sugerido, con una contención y cuidado que prácticamente los vela.
Y segundo, algo que se olvida con demasiada frecuencia: el espacio de la telenovela no es parte de la programación infantil, cada padre es responsable de que sus hijos lo vean. Sin contar que, de cualquier forma, no creemos que en Bajo el mismo sol se haya trasmitido nada que ponga en peligro la educación de los más pequeños.
Es perfectamente legítimo que los creadores de la serie hayan dedicado una de las tramas principales a la homosexualidad, porque, es evidente, los homosexuales existen y tienen conflictos perfectamente dramatizables. De hecho, con todo que parezca excesiva la presencia de estos temas en los últimos años, apenas se han esbozado, quedan todavía muchas aristas por explorar.
Bajo el mismo sol ha querido profundizar, y para hacerlo ha tenido que luchar (incluso que pactar) con los prejuicios vigentes.
Los que creen, con la mejor de las intenciones, que los conflictos por la orientación sexual deben ser tratados en un espacio más personal, olvidan que en buena medida son temas que trascienden la propia intimidad de los involucrados.
Lo que le sucede a Lisette en la novela ha sucedido, sucede a menudo, en muchos hogares. Darle visibilidad al asunto, al menos contribuirá a discutirlo, a manejar argumentos. Y es la telenovela, precisamente por su impacto, uno de los espacios privilegiados para hacerlo.
Es significativo que otros asuntos tratados en la serie, incluso lesivos para el bienestar común, no reciban tanta atención. Habla de los prejuicios que persisten en buena parte de la población, incluso con la relativa presencia de los temas de educación sexual en otros espacios.
Hasta el momento, el tratamiento al tema de Bajo el mismo sol ha sido prudente, sin permitirse ser didáctico. Ha presentado una situación de conflicto y ha dado voz a todos, sin asumir que por su opinión, fuera cual fuera, sean personajes negativos.
En la serie se han mostrado francos actos de homofobia, nacidos del prejuicio y el desconocimiento. Se le ha otorgado, con todos los matices, normalidad al problema. Una normalidad que hace también legítima la discusión.
La telenovela aborda, con la misma ecuanimidad, otros problemas acuciantes de la sociedad contemporánea. Hubiera sido legítimo para el género no hacerlo: tomar el rol del mero espacio de entretenimiento, narrar las una y mil veces contadas historias de triángulos amorosos, héroes y villanos, encuentros y desencuentros…
Pero Bajo el mismo sol ha querido meter las manos en el aquí y ahora. Tiene todo el derecho. Como nosotros tenemos el derecho, la opción, de cambiar de canal si no nos conviene.
En próximos comentarios nos referiremos a los demás temas, la dramaturgia y la puesta en pantalla. Por ahora esperamos sus comentarios.
FUENTE: YURIS NORIDO, EN CUBASI.CU
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osvaldo silverio -