#TuiJClub25 Mi gratitud eterna al Joven Club 1 de Santa Clara #Cuba
Por Alexander Jiménez, editor de Tele y Radio
Corría el año 1993; la etapa más dura del llamado período especial en Cuba, y no tenía cómo teclear e imprimir mi tesis de grado para la Licenciatura en Periodismo. No podía ser en La Habana, donde estudiaba. Un dólar estaba a 120.00 pesos cubanos. Era tanto texto, además de las tablas, que no me atrevía con una mecanógrafa, sobre todo a causa del borrador que exigía mi tutor.
Cuando pensaba que el cielo se me caía encima y que tendría que postergar la entrega y mi graduación, llegó la ayuda salvadora de una amiga de mi hermana, funcionaria de los Joven Club de computación y electrónica.
Era Esther Lidia, Yiya (no recuerdo el apellido), su directora por aquel entonces en Santa Clara. Me brindó su apoyo y me citó para el Joven Club # 1, de la antigua Tenería. Allí, por fortuna, los instructores me acogieron con gran espíritu solidario, y gracias a todos pude terminar mi trabajo de diploma, hecho en un editor de texto que ya casi nadie recuerda el ChiWriter.
De aquellos tiempos, me queda como recuerdo el disco floppy, de los grandes, ya inservible, y mi copia muy borrosa, pues se hizo con papel carbón. La imprimí en casa de Erick, uno de los instructores del Joven Club, allá en el reparto Sakenaf, entre los bonsáis de su suegro y su adorable familia. Por suerte, hace unos años, con la ayuda de una mecanógrafa profesional, pude digitalizar -en Word- mi tesis, dedicada al período vanguardista del Suplemento Literario del Diario de la Marina y la impronta de José Antonio Fernández de Castro.
Si ya mencioné a Yiya y Erick, no puedo dejar de recordar a otros tres compañeros de aquel año 1993 en el Joven Club # 1 de Santa Clara: Odalys, siempre amable; Eloy y Carlos (el bajito de los ojos claros), quienes también me auxiliaban cada vez que se me bloqueaba el ChiWriter o había que hacer una salva, en medio de los constantes apagones.
Profesionalidad, pericia, seriedad y cuidado de la técnica fue lo que aprecié cada vez que asistía a esa instalación, en aquella época.
Luego, ya graduado, tuve la suerte de dar cobertura periodística al quehacer de este movimiento de la UJC en Villa Clara, y continué compartiendo con su personal, sobre todo con el negro Ángel Claro, y a los demás instructores que lo acompañaban en el equipo provincial. Supe del valor de sus cursos, de su ayuda a los discapacitados, los niños y los abuelos, y del desvelo por preservar con vida útil el obsoleto equipamiento disponible.
Este 8 de septiembre, mi gratitud eterna a los compañeros de los Joven Club o los Joven Clubes --(¿por fin, cómo será gramaticalmente correcto nombrarlos, en plural o singular?)--, especialmente a los que me referí, pues siempre que paso por frente al ubicado en la antigua Tenería de Santa Clara no puedo dejar de recordar que gracias a su existencia me hice periodista. Felicidades en este 25 aniversario.
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PS: Luego de escrito este texto, buscando una foto adecuada para publicarlo en mi blog Tele y Radio, encontré en el sitio web de los Joven Club de Villa Clara los nombres y apellidos de todos los compañeros que cito en mi evocación. No sabía que eran los verdaderos fundadores de este movimiento en Santa Clara. Aquí están sus credenciales:
- Esther Lidia Pérez Coello: Directora (Esp. A en Sistema de Computo)
- Eloy Rodríguez Carvajal: Esp. A en Serv. Técnicos a Eq. de Cómputo
- Odalys Molina González: Programadora A de Aplicación
- Carlos de Armas: Programador A de Aplicación
- Eric Martín Clavijo: Esp. C. en Serv. Técnicos a Eq. de Cómputo
3 comentarios
Francisco Javier Acosta (Instructor del JC Camajuani 3) -
Carlos López -
Esther Lidia -