La música cubana alternativa ha estado históricamente silenciada por los medios de difusión locales, lo que ha dado lugar al incremento de estereotipos entre el público hacia los exponentes de géneros como el rock, el rap y el reggae, géneros que, sin embargo, han reflejado sin resquemores el decursar de la realidad en la Isla, poniendo énfasis en sus problemáticas más profundas y en sus zonas más controvertidas.
El programa Cuerda Viva ha sido una de las grandes excepciones de la regla y ha logrado durante 12 años cumplir con una de las funciones básicas de los medios de difusión: dar testimonio de los pormenores de la sociedad y de todas sus aristas por controversiales que sean. En este caso, el espacio televisivo ha funcionado como un testimonio muy abarcador sobre los distintos momentos por los que ha transitado la escena alternativa insular y ha lanzado hacia la luz pública a jóvenes artistas totalmente desconocidos hasta ese momento, algunos de los cuales escalaron con el paso de los años los primeros puestos de la música cubana contemporánea. El espacio acabó de celebrar sus 12 años con la entrega de premios en las diversas categorías en concurso. A propósito del aniversario, Granma conversó con la directora de Cuerda Viva, Ana María Rabasa.
—¿Cómo es el proceso de selección de los nominados en Cuerda Viva?
—La selección de nominados se realiza a partir de la presentación del talento en el programa durante el año. Se hace en coordinación con el Programa SABA-ROCK de Radio Cadena Habana, liderado por el especialista Carlos Fornés. Lógico que se tienen en cuenta también, las presentaciones en los escenarios de los representantes de los géneros en concurso, los resultados en el año del solista o las agrupaciones así como el desempeño escénico. Se convoca a un jurado especializado que, al fin y al cabo, hace las nominaciones y decide los premios.
—¿Puede mencionar algunas de las barreras que ha sorteado para llevar adelante un programa como Cuerda Viva?
—Muchas barreras. Primero que todo no existía en la televisión, ni en los públicos, una cultura sobre lo que está pasando actualmente con la música cubana hoy. El rock, el hip hop, la música de concierto, el jazz, el mismo reggae, no estaban visibilizados por las instituciones de la música cuando surgió el programa. Algo en lo cual se ha avanzado bastante con la Agencia de Rock y la de Rap, pero queda mucho terreno aún. La Asociación Hermanos Saíz ha apoyado nuestra iniciativa, igual que las Casas del Joven Creador y las Casas de Cultura. Pero siento que el programa pudiera estar mejor ubicado en la programación televisiva. Salió al aire en la tarde de Cubavisión, se pasó a Tele-Rebelde en medio de la programación deportiva y hoy está los domingos a las seis de la tarde en el Canal Educativo, donde la señal televisiva tiene muchas dificultades con la recepción.
“Por otro lado, no pocas veces hay incomprensiones, porque se desconoce la importancia de lo que está sucediendo con esta música, que pertenece a la vanguardia y será la música del futuro, mucho más si se tiene en cuenta que la gran mayoría de los creadores son egresados de nuestras escuelas de Arte. Creo que Cuerda Viva ha puesto su grano de arena en la variación de los gustos y la aceptación de los televidentes”.
—¿Por qué decidió crear un programa dedicado a una música tan poco favorecida en el ámbito local?
—En el 2000 comencé un proyecto musical llamado Ultracasual, similar por su contenido a Cuerda Viva. Todavía no era muy aficionada a ese tipo de música, pero comencé a investigar y a frecuentar sus círculos y a descubrir ese inmenso caudal que existía. Ultracasual tuvo aceptación y demostró que se podía llevar a la TV ese tipo de espacio. Después Cari Rojas, que en ese momento estaba al frente de Musicales de la TV, lanzó una convocatoria a nuevos proyectos. Luego nació Cuerda Viva, que por cierto, primero se llamó Zona Franca. Lo cierto es que había un terreno inexplorado y fértil para un proyecto musical televisivo como este, apostamos por él y pensamos que el concepto es siempre renovador de manera que seguiremos trabajando para que haya Cuerda para rato: los jóvenes talentos se lo merecen.
—En ocasiones han promovido géneros que no pertenecen precisamente a la categoría de música alternativa…
— La alternatividad de los géneros es relativa, nos gusta mejor hablar de proyectos alternativos que no se han divulgado o difundido. Hoy Qva Libre dejó de ser alternativo, como el mismísimo Descemer Bueno o Tony Ávila o Interactivo, que se estrenaron en Cuerda Viva. Sin embargo, hay canciones, boleros, bachatas, instrumentales, música electrónica, pop y muchos otros que son alternativos, por su manera de hacer, por sus contenidos o porque simplemente no se conocen y no se difunden. No pienses que para mí y para mi colectivo, es fácil hacer el equilibrio. Incluso, también trabajamos con consagrados músicos que apenas salen en la pantalla. Por eso hemos programado a José María Vitier, Beatriz Márquez, Lázaro y Lazarito Valdés, Sara González, Augusto Blanca, Polito Ibáñez, Gerardo Alfonso y muchos otros. Y debo aclarar algo: desde la concepción misma del proyecto, está en su ficha técnica, se planteó tener regularmente, su presencia.
—¿Cómo ha logrado que Cuerda Viva permanezca durante 12 años en la pantalla?
—Creo que se debe al hecho de estar en contacto directo con los músicos, recibir casi a diario muchos discos o demos, tener los oídos y los ojos bien abiertos, tener claras las ideas de la importancia de lo que hacemos para la cultura de nuestro país, defender causas justas, luchar permanentemente contra las barreras, y, sobre todo, conservar la pasión por lo que hacemos.
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