Hay dos tipos de artistas: los que dedican su vida a tratar de dejar una huella memorable, y los que solo se imponen como meta alcanzar la efímera condición de la fama (y todo lo que ello implica), aunque para cumplir ese objetivo les quede como única opción armar una obra muy ligera y con una superficialidad sin tacha.
Sucede, también, que en ocasiones las visiones creativas similares unen a aquellos que abrazan la trascendencia, y cuando eso ocurre el resultado cobra una dimensión artística muy relevante. Lo anterior sucedió en la más reciente edición de los Premios Lucas celebrada en el teatro, Karl Marx, donde Fernando Pérez obtuvo el premio al Video del Año por Canción Fácil, un tema de Marta Valdés, interpretado por Haydée Milanés.
El triunfo de Fernando Pérez, en una lid en que había excelentes videos de autor comoAmigos, del binomio Cruzata-Rudy Mora, es otro claro ejemplo de las intenciones de este programa por reconocer obras con más enjundia, calidad y valores estéticos distinguibles, por encima del agujero negro en que se pierde ese reguero de videos que repiten los mismos clichés y estereotipos de siempre y utilizan lugares comunes que aportan poco o casi nada a su empaque final.
Cierto: el objetivo de un video clip es promocionar o vender una canción, o sea, funciona como un arma publicitaria, pero eso no significa que se convierta en una obra olvidable, sin presupuestos estéticos de ninguna clase y con una factura repetitiva y carente de imaginación. De cualquier manera cuando se coloca tras las cámaras un realizador que entiende al cine o la televisión como un experimento o una obra de arte, puede nacer una historia muy atendible que acompañe las melodías o le otorgue otra vida al tema musical.Canción Fácil, un video que Fernando asumió casi como un acto confesional, obtuvo además cinco distinciones: Ópera Prima, Canción, Dirección, Dirección de Arte y Fotografía, esta última a cargo del notable Raúl Pérez Ureta.
Los premios se entregaron en dos galas que atrajeron como siempre gran cantidad de público y convocaron a numerosos realizadores y músicos que han encontrado en los Lucas otro modo de realización profesional. No obstante, Los Ángeles, una formación de pop comercial, que goza de popularidad entre las adolescentes, ensombreció la gala del domingo en la que competían por el premio al Video más Popular del año. Finalmente el galardón que concede el público recayó en La Gozadera, de Gente de Zona y Marc Anthony, un video realizado por Alejandro Pérez, quien además obtuvo el premio en Mejor Video de Música Pop por Let me be your lover, de Enrique Iglesias y Pitbull.
Los tres chicos de Los Ángeles parece que sufrían una crisis nerviosa en el teatro. Desarrollando un fanfarrón ejercicio de autopromoción, actuaban como si fueran ellos el centro del espectáculo: se levantaban continuamente de los asientos
desatando la euforia de sus seguidoras, sin respetar siquiera el momento de las premiaciones a otros realizadores y músicos, dueños, en cambio, de una obra consolidada y de valores indiscutibles.
Lo peor ocurrió durante la premiación al Video del Año, en la que abandonaron las butacas entre gritos de excitación y euforia de sus admiradoras, todo ello mientras Haydée Milanés reconocía la obra de Fernando Pérez y de la compositora Marta Valdés. En cualquier caso, esta anécdota debería quedar enterrada en la memoria y Los Ángeles, por su lado, pueden dedicarle tiempo a estudiar las reglas elementales de la cortesía, mientras encuentran la manera, para su propia supervivencia, de grabar una música que trascienda las emociones a flor de piel de las chicas de 14 o 15 años, atraídas por el mercadillo del pop menos exigente.
Aparte de los entuertos mencionados, los Lucas volvieron a demostrar su interés en coronar las obras con mayor calidad y en continuar a la vanguardia del video clip cubano.
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