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Tele y Radio

De cumpleaños la TV cubana

De cumpleaños la TV cubana

Televisión de mis amores

Para los que vivimos en el siglo XXI, la Televisión y todas las funciones audiovisuales que esta pequeña pantalla posibilita hoy, gracias a la convergencia tecnológica propiciada por la digitalización, es un hecho concreto insertado en las prácticas culturales de múltiples públicos y del cual pocos prescinden.

En la primera mitad del siglo XX, una cosa era verla en los viajes frecuentes de muchos cubanos a EE.UU. y otra bien distinta significaba tenerla al alcance de la mano a través de las decenas de establecimientos comerciales que ofertaban los equipos en la más diversificada estrategia de posicionamiento mercantil-comunicativa conocida hasta entonces, desplegada a través de concursos, rifas, ventas a crédito y otras múltiples acciones, que convertían aceleradamente a estos espectadores en televidentes habituales.

Un día, cuando ya se comentaba que entre otros, un famoso locutor y ejecutivo radial, Gaspar Pumarejo, prometía inaugurar el primer canal, los sorprendidos habaneros vieron las imágenes de un juego de pelota en el Stadium del Cerro, que por azar había salido “al aire” durante los ensayos en el “Máster Control” para la difusión “en vivo” de estos encuentros deportivos. Cuando el equipo de control remoto que practicaba las futuras transmisiones dirigido por Erich Kaupp, llegó a la casona de Mazón y San Miguel, en el Vedado habanero, una multitud los aplaudía sin saber ellos la razón.

Días después, al mediodía del 24 de octubre de 1950 (1) se realizó la ceremonia de la inauguración oficial de la planta televisiva por el presidente Carlos Prío Socarras, quien operó la cámara numero uno desde el entonces Palacio Presidencial (2). En la noche de ese día comenzaron las transmisiones oficiales desde los estudios improvisados en una residencia familiar, con un amplio desfile de artistas nacionales y extranjeros. Entre otras actividades, participaron en estas primeras emisiones Pedro Armendáriz, astro del cine mexicano de la época y la cubana Carmen Montejo, también reconocida en ese ámbito. Así, se inauguró en Cuba, una difusión ininterrumpida de programas televisivos que hoy cuenta ya con 58 años.

En casi seis décadas, miles de hombres y mujeres de las más variadas profesiones, edades y procedencias se fundieron en un solo haz, sin comprender entonces  que con ello iniciaban un camino perpetuo en el cual darían lo mejor de sus vidas, de sus energías, de sus conocimientos, de su sabiduría, talento y creatividad. Muchos llegaron a ella atraídos por sus luces espectaculares sin sospechar siquiera cuanto de sacrificio, esfuerzo, disciplina, tenacidad y dinamismo físico-mental exigía el principio no escrito de “que la pantalla no se apaga”. Al descubrirlo ya era tarde, estaban totalmente enamorados de una actividad de vasta función social, a la cual dieron y dan lo mejor de sí, “hasta el último aliento” si fuera necesario, pues resulta un castigo apartarse de ella.

Generación tras generación se crearon las familias de abuelos, padres, hijos y hasta nietos consagrados a estos quehaceres; creando inconscientemente en la cotidianidad de este quehacer, una cultura compartida, sus mitos y sus héroes, un sueño siempre renovado en la próxima obra, un afán perfeccionista renovado día a día que funde oficio, rutina productiva, amor, pasión, vocación, talento creativo, todo ello.

En ella aprendimos la importancia del trabajo colectivo donde cada cual se crece sin opacar al otro cual instrumentos de una orquesta que logra su excelencia cuando se logran la armonía, el equilibrio y el tono preciso que toca a cada cual; pero también, la disciplina sin la cual el sistema se quiebra y que es tan necesaria en cada acción y cada paso previo, hasta llegar a la “puesta en pantalla”.

¡Cuánto más nos enseñó esta pequeña pantalla¡:  La humildad de cada día en la obra realizada pues todo el éxito del mundo puede perderse en un segundo; el respeto a aquellos fundadores que asumieron el reto inicial sin preparación previa y que día a día aprendieron y enseñaron a otros; la certeza de la responsabilidad asumida aunque cumplirla pueda exigir altísimos costos; la renuncia al esparcimiento cuanto todos lo disfrutan y hacerlo satisfechos; amar, no solo las compensaciones materiales que brinda la labor sino a ella misma y saber que esta actividad televisiva, no sería posible sin el ejército de talentos anónimos que respaldan en cada emisión a los que aparecen en cámara y a las grandes “estrellas”.

La relación de valores, sentimientos, sensaciones y motivaciones, es aun más larga y no se debe para nada a su connotación pública.

¡¡Esta televisión de mis amores¡¡ … y de mis dolores porque no todo es miel sobre hojuelas, impone cada día una superación constante porque cada meta es punto de partida; exige la ética y el respeto a la profesión y al colega, pero también rechaza profundamente, la actitud egoísta, individualista, oportunista; y la no idoneidad, el facilismo, la indolencia y la falta de profesionalismo de quienes pretenden lucrar con los sueños creativos de tantos artistas y personal de apoyo y con la satisfacción del  pueblo, destino final de tanto esfuerzo y desvelo que agradece el trabajo hecho con calidad, rigor y amor.

Desde 1993, se estableció el Premio Nacional de Televisión, del cual han sido acreedores decenas de creadores, fundadores, artistas y técnicos. Hombres y mujeres como los que hoy sufren la destrucción de sus hogares y centros laborales por los azotes de  dos poderosos huracanes con diez días de separación entre uno y otro, pero ni eso logró que dejaran de trabajar en esta  Televisión.

A todos los que durante estas casi seis décadas de continua y abnegada labor han luchado porque la Televisión cubana ocupe los primeros planos en el mundo, no solo en su cronología continental, sino en la calidad y profesionalidad de sus programas.

A todos aquellos que, con su brillante ejecutoria y ejemplo personal, nos enseñaron a amar a la Televisión cubana y a su historia, esa que hacemos cada día.

                            ¡¡ Feliz aniversario, Gracias por el ejemplo ¡¡
Notas:

(1) La Televisión cubana, fue la tercera en Ibero América, precedida por México y Brasil) y desde su primera década se encontraba entre las diez primeras en el mundo.

(2) Hoy Museo de la Revolución.

Fuente: CUBARTE/  Por: Mayra Cue Sierra

(Cubarte).-

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