Blogia
Tele y Radio

Salamanca y Eddy, irrepetibles

Salamanca y Eddy, irrepetibles

En aquel verano de 1966 disfruté como todo el pueblo aquellas transmisiones que llegaban por las ondas nacionales de  Radio Progreso, cuyas emisoras repetidoras repartían por toda la isla la voz amiga e inconfundible de Eddy Martin, que me dejaba ver cada gesto y cada jugada a través de mi amiga la radio. Entonces solo conocía lo que se había publicado sobre el Cerro Pelado y la odisea de nuestra delegación deportiva para trasladarse a San Juan, Puerto Rico, pese a la negación de que arribaran a naves aéreas y marítimas cubanas.

Pero la delegación de más de trescientos deportistas y técnicos cubanos subió al Cerro Pelado, la nave insignia, en los muelles de Santiago de Cuba. Llegó frente a las costas de Puerto Rico y alcanzó tierra en las goletas que tuvo que buscar el Comité Olímpico.

El hecho de desfilar en el estadio Hiram Bithorn era ya una proeza, una gran victoria. Hasta ese momento era la mejor actuación del país en eventos centroamericanos, con ciento noventa y dos medallas, superior en cincuenta y dos a las obtenidas en 1950 en Guatemala.

En esos días Radio Progreso obtuvo el mayor rating, solo reservado a los grandes acontecimientos. En las casas, en el surco, en la fábrica, en el ómnibus, en la cafetería, en cualquier calle... solo se hablaba de pelota, de atletismo, de voleibol. Y cuando uno de los mejores cuarto bate de todos los tiempos, Miguel Cuevas, sacó la pelota sobre las cercas para impulsar a Urbano González con la carrera que rompió el celofán en el juego decisivo frente a Puerto Rico, toda Cuba vibró de emoción.

Para respaldar la voz de Eddy Martin, que se multiplicó para no dejar escapar ninguna jugada, estuvieron los periodistas Juan Marrero, del periódico Granma, y Gustavo Tomeu Riverón, ya jubilado, que le ayudaron en los comentarios.

Y en La Habana otros protagonistas se reprodujeron dirigidos por José Antonio Caiñas Sierra. Todo un equipo de ingenieros y técnicos que no descansaron ni en los centros transmisores ni en Radio Progreso, entre ellos René Martínez y Lito Aguiar. El control maestro de la cadena nacional recibía la narración vía telefónica desde San Juan, y la enviaba hacia los centros transmisores, a la vez que ofrecía esta señal a otros departamentos que la grababan para su utilización en noticieros de la radio y la televisión y de referencia para los periódicos y revistas.

¡Cuba, campeón mundial!

Nunca antes fue más dulce el sabor de la gramínea cubana, expresión que Juan Antonio, el inolvidable Bobby Salamanca, había incorporado a su decir beisbolero, que en esta ocasión campeonato mundial de béisbol en 1969–, cuando la magia de la radio logró trasladar al parque de Quisqueya, en la hermana Santo Domingo, a millones de personas que eufóricas, brotaron en pasión y orgullo...

Cuba había ganado el campeonato mundial de béisbol en 1960 en Costa Rica y se disponía a retener el título con una escuadra donde se alinearon entre otros, Owen Blandino, Fermín Laffita, Rigoberto Rosique, Lázaro Pérez, Ramón Hechavarría, Félix Isasi, Andrés Telemaco, Felipe Sarduy, Silvio Montejo, Tony González, Agustín Marquetti, el novel Rodolfo Puente...

Cómo disfruté del trabajo de los lanzadores Santiago (Changa) Mederos, Rolando Macías, José Antonio Huelga, Lázaro Santana y Roberto Valdés, y para cerrar un pitcher que lo mismo lanzaba con efectividad, que era llamado para traer la carrera decisiva, Gaspar (El Curro) Pérez.

Eran los primeros minutos del 26 de agosto de 1969. Se había acabado el campeonato mundial de pelota, con una extraordinaria respuesta sin paralelos en la historia. Cuba había ganado los nueve juegos primeros, pero el decisivo, como casi siempre, fue frente a Estados Unidos.

Nunca olvidaré aquella octava entrada, cuando las opiniones se dividieron, unas en contra y las más a favor de la decisión del mentor de veintiún años, Servio Borges, que perdiendo una por cero, depositó su confianza en el oportuno poder como bateador del lanzador, Gaspar (el Curro) Pérez.

Y el Curro trajo desde segunda base al short stop Tony González, para empatar el desafío, que después decidió el jardinero Rigoberto Rosique. Ya en las postrimerías, cerró con dos ponches, que inscribieron para la posteridad la frase de Salamanca presente en la histórica mención de Radio Rebelde y en la historia de la narración deportiva cubana y que esta vez la emoción dio un colorido especial: "Azúcar abanicando, Cuba campeón mundial".

Salamanca y Eddy ya no están entre nosotros físicamente, pero en la memoria permanecerán como ejemplo de proyección cultural, tenacidad, vocación, profesionalidad, compañerismo... Ellos serán por siempre la pareja irrepetible de la narración deportiva cubana.

Fuente:  Lic Josefa Bracero Torres.  Sección En la memoria radial, del Portal de la Radio Cubana, www.radiocubana.cu

2 comentarios

UFeAqHFwLlgWFXqu -

fuHhcP oqekszypnbyx, [url=http://pmgoqkcbdumk.com/]pmgoqkcbdumk[/url], [link=http://ojqtlauktgpn.com/]ojqtlauktgpn[/link], http://bubwgnhbmmpi.com/

Amicus Plato -

Eddy Martin fue el mejor narrador de beisbol que he escuchado en la vida. Muy superior a Felo Ramírez, miembro del Hall de la Fama en USA.