La Radio Cubana, una gran Radio Rebelde
La radio en Cuba, desde su surgimiento en el año l922, ha tenido que librar varias batallas para mantener su protagonismo y mantenerse como líder de los medios masivos de comunicación. Son variadas las fórmulas empleadas y las programaciones de impacto para retener a un oyente, que con el tiempo es más exigente.
Pero en esta oportunidad quisiera detenerme en un momento en que la radio parecía estancada, sin salida más allá de las novelas, pues acaparaban la audiencia nacional en Radio Progreso y dejaba poco en los por cientos de escucha en otras emisoras.
En el inicio de la década de los 80 del siglo XX, la radio imponía en las ondas un ritmo lento, poco motivador y en no pocos casos aburrido, motivada por una programación casi toda grabada y las temáticas abordadas en los programas estaban dirigidas a cumplir el interés divulgativo de los organismos y organizaciones del país, antecedido por una programación educacional, fundamentalmente de Radio Rebelde cuando se le adjudicó el título de la “Voz de la educación integral”.
Ello produjo una convocatoria a estudiar detenidamente los procesos de la comunicación existentes, examinar la conveniencia de disminuir las cadenas nacionales, a partir de la complejidad de las relaciones políticas, económicas, sociales, culturales y humanas, donde cobran vida, actúan y se determinan las estructuras de los públicos, así como sus urgentes reclamos.
Se crea así un equipo de experimentados creadores para elaborar y proponer un proyecto que cubriera las expectativas de los organismos rectores con el fin de asumir y definir con justeza los reajustes estructurales necesarios.
Reconocer este momento en la Radio Cubana es hacer justicia a un grupo, de creadores, encabezado por Juan Hernández, que lograron entusiasmar a los colectivos tanto los responsabilizados con el proyecto como los que asumían otras tareas en emisoras diferentes.
La propuesta sin una intención consciente tenía un alto ingrediente del modelo radiofórmula, desaparecían los programas, una programación en vivo las 24 horas con algunos elementos que se grababan, la información tenía su prioridad, y se transmitía al momento de su entrada a la redacción.
Este cambio se puede considerar como el momento donde se inserta una dinámica nueva a la radio y no sólo Radio Rebelde se ve beneficiada, aunque se pueda decir sin equivoco, levantó el estandarte de ese momento. Muchas otras emisoras se sumaron a ese accionar de pulsar- en las calles, centros laborales, estudiantiles y de servicios – lo que millones de protagonistas cubanos lograban en la obra de la Revolución.
Si en un artículo anteriormente publicado en este portal planteé… “los campos que permite a la radio introducir novedosos contenidos para complementar el sistema de comunicaciones del país y no asumir la posición de imitar, repetir, en fin, hacer lo que otros hacen sin otro juicio simplificador de encarar torpemente una competencia equivocada, desestimulante y poco creativa” la mantengo como un elemento clave ya no sólo para cada emisora sino para cada programa. En ese momento se cometieron errores miméticos, como los acontecidos con las revistas informativas.
Desconocer la obra del colectivo de Radio Rebelde y lo que ha representado para el trabajo fundamentalmente de la información seria una herejía imperdonable, también debo agregar que se ha estado atrás en la inclusión de otros géneros radiales como el dramatizado, del que hizo incursión muy favorable pero sólo eso. No se trataba de competir con los esquemas de Radio Progreso en ese género, recuerdo cómo se trató el tema del VIH-SIDA desde una perspectiva de los jóvenes y un espacio de 15 minutos en un horario inusual, protagonizado por jóvenes actores y el interés del tema, obtuvo una audiencia muy positiva.
Esa visión de uno de los participantes me pone en la disyuntiva de evaluar esta experiencia al paso de 26 años y ver cómo aún ese modelo es el que persiste aunque ha sufrido modificaciones y se ha enriquecido.
Radio Rebelde a lo largo de sus 51 años ha sido una escuela de revolucionarios de la radio, unos con formación del medio y otros formados al calor de las tareas revolucionarias y de pulsar segundo a segundo la obra gigante encabezada por nuestro máximo líder Fidel Castro y la imagen imborrable de su creador en la Sierra Maestra, Ernesto Che Guevara.
Mantener el liderazgo como medio requiere continuar apoyándose “en la riqueza expresiva de los distintos componentes del lenguaje para la recreación de imágenes auditivas plenamente útiles, atractivas en la atención de los receptores, conectarse con sus motivaciones, impactar, estimular la emoción o despertar cualquier sensación generadora de una actitud positiva con respecto al producto comunicativo”.
La persuasión es y seguirá rigiendo el modo de comunicarnos con el público bajo una plataforma de una emisión cuidada y bien planeada que denote creatividad y se distinga como parte de un alto grado de profesionalidad.
La comprensión y comienzo hacia nuevos espacios para la comunicación debe estar dada por la integración de paradigmas para el proceso creativo y con ello estaremos ofreciendo señales de la fortaleza que caracteriza a la radio.
Fidel en la celebración del Aniversario 35 de la emisora Radio Rebelde, fundada aquel glorioso 24 de febrero, nos convocaba a convertir a la Radio Cubana en una gran Radio Rebelde.
Aún esa idea de Fidel nos conduce en estos tiempos, con sus temas y exigencias, a la renovada batalla mediática a que estamos convocados desde el mismo inicio de la Revolución.
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