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Se retira Paret, queda la estrella

Se retira Paret, queda la estrella

  Tras más de dos décadas de acción sobre el diamante, dice adiós al deporte activo Eduardo Paret Pérez, uno de los más grandes peloteros que ha dado Cuba en todos los tiempos. Su integralidad en el terreno, y la caballerosidad, distinguen a este virtuoso del campo corto, quien gustoso accedió a compartir con los lectores de Granma algunos aspectos de su carrera.

Después de haber tenido un play off espectacular, la gente quiere seguir viendo a Paret. Entonces, ¿por qué te vas?

Fue una decisión que tomé el año pasado. Las lesiones me han perseguido en los últimos tiempos y la familia reclama un espacio. En la vida todo tiene un final y ya llegó.

Hubieras querido retirarte con el título de campeón, pero no pudo ser. ¿Por qué Villa Clara no gana hace 16 años?

Si a alguien le dolió esta derrota fue a mí. Hubiera deseado regalarle el título a nuestra afición en mi despedida, mas no pudo ser. Este es un deporte colectivo, y creo que en los últimos años ha faltado la garra que siempre nos caracterizó.

Paret, ¿el mejor torpedero de Cuba?

Eso es una polémica para los aficionados. Lo mío es salir al terreno a jugar béisbol y dar lo mejor de mí, lo demás que lo demuestren las estadísticas y lo digan los que saben.

¿Te molestaba la comparación con Germán Mesa?

¡No, qué va! Para mí era un orgullo. Desde que entré al equipo nacional siempre me ayudó y hoy somos grandes amigos.

De la pelota revolucionaria, menciona a otros buenos en esa posición.

Resulta difícil escoger, pero me voy a arriesgar: Germán y Pedro Jova.

¿Qué significó Pedro Jova en tu carrera deportiva?

Algo muy grande. Es como si fuera mi padre, le debo todo lo que soy. Cuando las cosas me salían mal le pedía un consejo. En cierta ocasión comencé una Serie muy mal, hice nueve errores en los diez primeros choques; recuerdo que fui para el banco, me quité los spikes, comencé a llorar y dije: no juego más pelota. Entonces Jova me hizo volver al terreno. Después no cometí una pifia más en toda la campaña.

¿Con qué segunda base te llevaste mejor?

Acoplé con varios de Villa Clara, al igual que del equipo nacional, pero, prefería a Yuliesky Gourriel.

¿Cuántas veces te expulsaron del terreno?

Creo que en dos ocasiones. Una vez Raúl González me ponchó, yo hice un gesto con el bate y vino la expulsión. En realidad estaba molesto conmigo mismo por no tirarle a aquella recta al centro.

¿A quiénes consideras tus más seguros relevos?

Yorbis Borroto y Arruebarruena, el de Cienfuegos. Este último tiene las mejores manos, aunque debe de hacer menos errores.

Demostraste ser un robador de bases excepcional. ¿Algún secreto?

Aprendí con Víctor Mesa. Él me aconsejó observar mucho a los lanzadores y robarle las señas al receptor. Casi siempre salía cuando el pitcher tiraba curva y así gané infinidad de bases.

¿Qué recuerdos guardas de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996?

Fue uno de los momentos más bonitos de mi carrera deportiva. Por primera vez era regular y me propuse hacerlo bien. No cometí errores y bateé muchísimo, quedando en el Todos Estrellas del torneo.

Participaste en dos Clásicos Mundiales. ¿Algún recuerdo especial de esos eventos?

Jugar a ese nivel es lo más grande que le puede pasar a un pelotero. Nunca olvidaré el jonrón que le di a Matsusaka, el batazo más importante de mi carrera.

¿El juego de tu vida?

El último en Atlanta, cuando conquistamos la medalla de oro. Fui el autor del out final. El corazón no me cabía en el pecho.

¿La jugada que nunca olvidarás?

En el Preolímpico de Panamá estaba lanzando Adiel Palma y con corredores en primera y segunda dieron un batazo entre tercera y short, me lancé de cabeza, capturé la pelota y forcé en tercera. Ahí ganamos el partido.

¿Y la que quisieras borrar de tu mente?

El error que cometí en el play off contra Holguín en la novena entrada. Después vino un jonrón a Montes de Oca y perdimos la Serie. Me quería morir.

¿Cuántas veces trataron de comprarte?

Muchas. Recuerdo el asedio de Atlanta. Allí, como en otros lugares, me ofrecieron millones, y siempre contestaba lo mismo. Déjenme tranquilo que yo soy millonario en Cuba.

¿Qué piensas hacer en el futuro?

Dedicarme a entrenar jóvenes en la academia provincial de béisbol.

¿Te gustaría dirigir a Villa Clara algún día?

Por ahora no, pero no descarto que un día pudiera hacerlo porque la pelota es mi vida.

¿Cómo desearías que te recordaran?

Me gustaría que se acordaran del atleta que lo dio todo en el terreno, que nunca traicionó a su Patria, que se entregó al béisbol en cuerpo y alma, el deportista disciplinado, el que va por las calles del Condado y todos lo saludan por su comportamiento, dentro y fuera del terreno.

FUENTE: REDDY PÉREZ CABRERA

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