Un adiós a ritmo de gospel para Whitney Houston
La iglesia baptista de New Hope lloró y enterró ayer a Nippy. Así conocían sus familiares a la malograda cantante de los seis Grammys y los siete números uno encadenados. En Newark, Whitney Houston era Nippy, la delgada joven de la portentosa voz. Y después de sus muchos éxitos y sus muchas penurias personales, sus familiares y amigos ocuparon los mismos bancos en que ella cantó antes de ser famosa, para despedirla como a una de los suyos. Hubo discursos, hubo recuerdos y hubo rezos. Pero sobre todo hubo cantos, muchos cantos, para enterrar a alguien que subió a lo más alto gracias a su voz y que se desmoronó cuando ésta desapareció.
Presidieron el funeral su madre, Cissy Houston, y su hija, Bobbi Kristina. El padre de ésta última y exmarido de la fallecida artista, Bobby Brown, acudió brevemente a la iglesia antes de que comenzara el servicio, para marcharse inmediatamente. Según diversos medios norteamericanos, incluida la revista People, los familiares de Houston le prohibieron que se quedara en la iglesia. Ambos estuvieron casados 17 años, y en los años previos y posteriores a su ruptura, en 2007, Houston le acusó en varias ocasiones de maltrato. Al funeral faltó su madrina, Aretha Franklin, que iba a cantar pero se tuvo que ausentar por problemas de salud.
Houston falleció el pasado 11 de febrero a los 48 años. Aun queda pendiente que las autoridades de Los Ángeles revelen las causas concretas de su muerte, cuyas circunstancias siguen siendo, una semana después del suceso, un misterio. A lo largo de su vida, la cantante ingresó en rehabilitación en tres ocasiones. Ayer, su mentor, Clive Davis, que la descubrió y la fichó para Arista Records en 1983, recordó esos baches. “Es cierto que tuvo sus tropiezos y sus problemas”, dijo. “Pero hay algo que era cierto en Whitney: si la necesitabas, ella siempre acudía en tu ayuda. Whitney siempre acudió en mi ayuda”.
Entre los artistas que homenajearon a la cantante estuvo el actor Kevin Costner, quien coprotagonizó junto a ella El Guardaespaldas (1992). Aquel largometraje dio el single más vendido de la historia por una cantante femenina, una versión de la canción I will always love you. Aquella época fue la cima de la carrera de Houston, y la del inicio de sus problemas con las drogas, que propiciarían su desmoronamiento. Costner recordó a una cantante pocas veces vista por el público en general, una persona delicada e insegura, a veces despreciada por su color de piel.
“Whitney si me escuchas, no eras sólo buena, eras excelente. Tu hiciste de aquella película lo que era. Muchos hombres podrían haber actuado en mi papel. Pero sólo tú podías interpretar a Rachel Marron (la protagonista), eras una mujer hermosa, y al público no solo le gustabas. El público te amaba”, dijo Costner, en un tono extremadamente sobrio, al borde de las lágrimas en varias ocasiones. “Cuando se haga la lista de los mejores artistas del siglo, tu nombre, Whitney, estará en ella. Y si no está, esa lista no tendrá significado alguno para mí”.
La prima de la cantante, Dionne Warwick, una de las grandes damas del soul y del pop en los años 60 y 70, hizo de dama de ceremonias, presentando a todos los artistas que pasaron por el altar de la iglesia. El aclamado director de cine afroamericano Tyler Perry fue uno de los primeros en hablar. “Cissy (la madre de Houston) sufrió un incidente cuando estaba embarazada. Whitney, se suponía, no podría hablar o caminar. Y mirad que lejos llegó”, dijo. La cantante Alicia Keys, también visiblemente emocionada, secando como podía sus lágrimas, cantó la canción Prelude to a kiss (send me an angel).
“Era un ser humano hermoso. A veces me llamaba, sin razón aparente, sólo para saludarme”, dijo. “Whitney ha influido a mucha, a muchísima gente. A mí, a Brandy, a Jordan... a tantas y tantas artistas jóvenes, a las que nos hizo sentir fuertes, capaces y amadas”. Keys cambió la letra de la canción elegida para añadirle, al final, el verso “Whitney es un ángel”.
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