Falleció Adolfo Casas, una de las grandes figuras del lírico cubano
El director del Teatro Lírico Nacional de Cuba (TLNC), el tenor Adolfo Casas, falleció en La Habanal a los 64 años como consecuencia de un accidente cerebrovascular, informó el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
Apasionado por el canto, cursó estudios musicales en el conservatorio de su natal Pinar del Río, provincia del occidente cubano donde, con sólo 16 años, debutó en la compañía lírica local con la obra Bastián y Bastiana, relevante pieza del repertorio mozartiano.
Años más tarde, Casas culminó sus estudios en el Conservatorio Estatal de Bulgaria, bajo la tutoría de la destacada profesora Sima Ivanova. En 1976 empezó su itinerario artístico por plazas operísticas europeas con La Boheme, de Giacomo Puccini, en el Teatro de la Ópera Estatal de Plovdiv, Bulgaria.
Las actuaciones del artista en prestigiosos certámenes internacionales de música en Polonia, México y Costa Rica recibieron el reconocimiento del público y la prensa especializada, desempeño que le valió varios lauros en el Concurso Internacional para Jóvenes Cantantes de Ópera, en el Festival Internacional de Música Katia Popota y en el Festival Primavera de Pyongyang.
A su regreso a la isla, en 1978, Casas fue invitado por el Teatro Lírico Nacional para interpretar a Leonardo Gamboa, uno de los personaje protagónicos de la mundialmente conocida zarzuela cubana Cecilia Valdés, puesta en escena que dirigió, en aquella ocasión, el maestro Roberto Blanco.
Un año más tarde ingresó definitivamente al elenco de la compañía, en la cual desplegó una intensa vida artística por más de 30 años, además de asumir desde hace una década su dirección general.
Durante su carrera artística interpretó disímiles personajes como parte de un vasto repertorio, en el cual confluyeron reconocidos títulos de la ópera universal, operetas, zarzuelas españolas y cubanas, obras sinfónico-vocales y música de cámara de diferentes estilos y países.
Según la crítica especializada, Casas fue dueño de “una textura y elegancia en la voz fuera de lo común”, además de ser un incansable luchador en la conquista de nuevos públicos para esta práctica escénica históricamente elitista.
Entre sus contribuciones de inestimable valor en el desarrollo de este arte en Cuba destacan la creación, en 2005, de la Unidad Docente del TLNC, institución encargada de formar a los jóvenes intérpretes que nutren hoy las filas de esta emblemática entidad del teatro musical.
El arte de Casas recorrió innumerables escenarios de diferentes países de Europa, América Latina y Asia. Por su aporte a la cultura y la defensa de la identidad cubana fue acreedor de la distinción Por la Cultura Nacional y las medallas Alejo Carpentier y José Tey.
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