Presentarán en Madrid exposición de Roberto Chile sobre la Afrodescendencia
La exposición fotográfica AFRODESCENDIENTES, Guanabacoa - Cuba, del realizador cubano Roberto Chile, será presentada a partir del próximo 6 de junio en la Sala Guayasamín, de la Casa de América de Madrid, anunciaron los organizadores.
Las 40 fotografías en blanco y negro de este conjunto fueron captadas en los primeros meses de este año en el municipio habanero de Guanabacoa y constituyen homenaje al “Año de la Afrodescendencia”, como ha declarado la UNESCO al año que transcurre, 2011.
El 23 de septiembre la muestra se presentará en la Fototeca de Cuba y el venidero 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana, en el Liceo de Guanabacoa.
Esta exposición surgió por iniciativa de Gabriel Navarrete, Presidente de Cultura y Cooperación Internacional del municipio madrileño de Getafe, hermanado con Guanabacoa y el propio Roberto Chile, y cuenta con la curaduría del español Juan Carlos Moya.
Afrodescendientes Guanabacoa - Cuba
Crisol humano, alquimia de claroscuros y toda su gama de matices, tal es la tierra de Guanabacoa y sus singulares pobladores.
Fundada como pueblo el 12 de junio de 1554 por el Cabildo habanero, y casi dos siglos después designada oficialmente Villa, con la desaparición de los aborígenes esta hermosa tierra sirvió de asiento a los negros esclavos destinados como mano de obra a las plantaciones cañeras.
Guanabacoa es, por derecho propio, tierra de afrodescendientes.
Audacia, alegría, pasión, fervor, añoranzas, musicalidad, pertenencia. Guanabacoa es como el viaje imaginario a un Paraíso Espiritual que el artista del lente Roberto Chile, de vasta obra documental y devenido audaz fotógrafo, nos regala en esta muestra nacida de su corazón, más que de su ojo avizor.
El sabio cubano Don Fernando Ortiz sentenció con razón: “Se ha dicho en repetidas ocasiones, que Cuba es un crisol de elementos humanos (…) Hagamos mejor un símil cubano, un cubanismo metafórico, y nos entenderemos mejor, más pronto y con más detalles: Cuba es un ajiaco.”
Pero el observador podría argüir: ¿y qué es un ajiaco? Pues, es el guiso típico del pueblo Taíno al que los colonizadores añadieron novedosos ingredientes, y que luego fue enriquecido con los elementos de la cocina africana, y saborizado por las especies orientales; amortiguado en el tiempo por la causticidad de los franceses y rematado por la simplificación del horno anglosajón. Tal guiso es Cuba. Pero no hecho del todo sino, al decir de Don Fernando, en constante cocción.
Y en esta muestra las imágenes son elocuentes: El nonagenario sacerdote de las religiones cubanas de origen africano, Enriquito Hernández, el notable cantante Miguel Ángel, Aspirina, con sus 86 años a cuestas, hombres de barrio como Gilberto, con ojos
penetrantes y barba incierta, o los bisoños valores de la cultura, como ese que nos regala el fuego. Asoman también el casto panadero junto a su obra virginal salida del horno y la mirada escrutadora y tierna de la niña mulata en la puerta.
Esta es Guanabacoa y Cuba toda con su refranero bíblico, que reza: ¡Aquí quien no tiene de congo, tiene de carabalí!
La expedición visual nos lleva por recovecos inimaginables de la Villa de Pepe Antonio, como también se le conoce a Guabanacoa, nos colma de ese espíritu quijotesco: autenticidad y desenfado aparecen como telón de fondo en la diáspora forzosa de aquellos primeros hombres, que con su fardo de sueños y costumbres, fueron impostados a estas tierras y perviven, afincados en sus raíces, a través de sucesivas generaciones. El misterio de las imágenes nos revela profecías convertidas en rostros, miradas furtivas o penetrantes sonrisas. Todo eso somos.
Los afrodescendientes revelan la ética de los hombres y mujeres que desde su época supieron sobreponerse a la discriminación y los prejuicios, los atropellos y el dolor, y se insertaron en la sociedad que les tocó vivir sin la sutil esperanza del regreso.
Cada día, hora, minuto, suceden una sola vez en la vida. Esos instantes íntimos, precisos, exclusivos, ahora ante nuestras curiosas miradas, pasarán a la posteridad como parte de la historia de Guanabacoa, pueblo único e irrepetible.
Al desempolvar ancestros, nuestros también, se ofrecen los condimentos de la existencia: añejas historias y claves de remotos enigmas. El tiempo, eterno mutante, parece detenerse para luego proseguir impenitente su marcha.
Afrodescendientes, Guanabacoa - Cuba, es divino regalo de las cosas sencillas, tejidas desde el interior de la óptica rigurosa del orfebre, portadoras de una inmensa pasión humana.
(Por Marcos Alfonso, periodista y escritor)
}
// ]]>
0 comentarios